El gobierno del billón 221029

 Por Luis Fernando Jaramillo Arias

¿Cómo les pareció el informe del gobernador del pasado miércoles 26 de octubre? Preguntó Pachito.  Asistimos con Lúcido y Diógenes. Los contertulios pusieron atención.

Roberto Jairo hizo un detallado informe de lo que le sumaba más de un billón de pesos cuando nos dijo ¡Mil millones cada día en mil días! Robamundo sentenció: Lo único de mil días de lo que he oído es la Guerra de los Mil días al principio del siglo 20. ¡Póngale seriedad pidió Lucho!

La rueda de prensa fue lujosa, en el salón Barranquero del Centro de Convenciones. ¡El gobernador es un gran comunicador! Afirmó Pachito.

¿Y qué es un billón? Preguntó Lucho. Pues un millón de millones respondió Lúcido. Nuestro peso está tan devaluado que ahora los presupuestos no se miden en miles ni en millones sino en billones. Yo trabajo como jornalero y me pagan $42.000 diarios para alimentarme de ellos; si compro la comida en el alimentadero de la finca, no me alcanzaría para llevar algo a mi casa y por eso Lucila me empaca lo que me voy a comer en un porta que llevo al corte. Ni siquiera sé cómo se escribe un billón pero no importa, cuéntennos la noticia.

Pachito todavía muy entusiasmado con el comentario sobre el gobernador anunció: Él ha gestionado recursos para infraestructura, salud educación agricultura turismo, un montón de cosas. ¿Pero qué quiere decir “gestión”? le interrumpió Diógenes. El gobernador es hombre simpático, abrazador, que da permanentemente gracias a Dios, que exalta personas en sus discursos, como usted lo dijo, un gran comunicador que practica el autoelogio y que escoge cuidadosamente las palabras que utiliza. ¡Ah! Alábate pollo, se rio Robamundo.

He estado analizando con mucho cuidado el informe, las respuestas que han sido publicadas en diversos medios de los alcaldes del Quindío, las reacciones de periodistas y funcionarios que trabajaron en administradores anteriores y la contradicción que representa la gestión ante la Asamblea de un préstamo por $35 mil millones. 

Muchos de ellos han dicho que se pone a dar bomba con el tal billón para distraer el ruido que le está causando Mario Castaño el que le puso la banda de posesión en Pijao, así como las investigaciones en Telecafé y las de Proyecta, sin atender problemas como los que tiene el PAE, el déficit del Hospital San Juan de Dios, la crisis del hospital de Calarcá o la disminución de la asignación al Quindío en el presupuesto nacional de 2023 por $90 mil millones de pesos.

En días pasados, ante las críticas anunció que los recursos corresponden a proyectos que están en fase precontractual, contractual, en ejecución y ejecutados. Como quien dice “todo suma así sean peras con manzana”. Nuestro gobernador sabe mostrar muy bien las cosas para presentar un billón de distracciones, palabras, promesas y cacareos ajenos.

¡Qué desilusión con Roberto!