Saturday, June 12, 2021

Incendiemos el País 210612


Por Luis Fernando Jaramillo Arias


Invito a mis colegas empresarios a incendiar el país, ese grupo de personas que habitualmente nos levantamos a trabajar con la idea de hacer patria, de producir para la sociedad, de dar trabajo a las personas que nos acompañan, de labrar un futuro para nuestros hijos.  Prendámosle fuego para encender las ilusiones y seguir pensado que nuestra responsabilidad incluye que la mesa de los hijos de nuestros trabajadores esté provista de alimentos. Pongámosle calor a ese puñado de ciudadanos cuyas iniciativas productivas están lejos del imaginario que han creado las ideologías de la lucha de clases que lo único que buscan es fomentar la miseria nivelando por lo bajo.

Agreguémosle llamas a tres palabras que he extrañado mucho en los últimos días. En los protestantes, las palabras “deberes” y “esfuerzo”; entre los que hemos sufrido los rigores del paro, prendámosle el fuego de la iniciativa a la palabra “propuestas”.

Al mismo tiempo, apaguemos el fuego del desempleo, la llama quemante de la protesta violenta con instituciones firmes y funcionales. Apagar en el fogón la hornilla del ¿Qué van a hacer los otros? y encender la del ¿Qué vamos a hacer nosotros? La del “vale la pena denunciar” para que las instituciones funcionen, y que los empresarios, que sabemos bien cómo poner a funcionar las cosas, las pongamos a cocinar con los ingredientes de la planeación, de la ejecución, del control. Apliquemos lo que sabemos hacer y pongámonos en la tarea de poner a funcionar ese horno oxidado que es la justicia.

La receta es sencilla: Documentar el atropello, denunciar y controlar los procesos para que los cocine la autoridad correspondiente. Si se les quedan crudos, volvamos a denunciar y de nuevo a controlar vigilantes que la cocción avance. Una persona que obstruye una vía o que tira una piedra en contra de otro está echándole veneno a la buena sazón de la convivencia; Un alcalde que no ejerce autoridad para controlar el orden público es un funcionario que se salió de la cocina y botó a la basura los ingredientes de la constitución que juró cumplir. Todos esos están faltando al deber de prender el fuego de la esperanza y el progreso. Por eso los que tenemos que denunciar.

Armenia es un ejemplo claro. Alcaldes ladrones que entran pobres a la alcaldía y salen ricos; personajes multimillonarios cuyo único oficio conocido es financiar campañas políticas y promover la corrupción; funcionarios que se repiten delinquiendo de administración en administración sin que tengan sanción alguna. Los ciudadanos no hemos exigido que las instituciones funcionen y estamos dejando quemar nuestro futuro con fuego malsano.

Quiero invitar a los empresarios a prenderle fuego a la acción, a la lucha valiente contra la corrupción, a quejarnos pero no solamente haciendo que nuestras empresas funcionen sino exigiendo que el municipio, el departamento, la justicia, el país funcionen.

Y prendámosle fuego a hacer política, a participar en lo público, a fomentar la educación de calidad, a apoyar a los líderes que con vocación sana quieren poner sobre la mesa ese plato lleno de principios, libertad y progreso que tanto necesitamos para que nuestras empresas marchen bien.

Si no incendiamos al país con este fuego, no tendremos empresas.

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