Tuesday, April 20, 2021

En el día de la Tierra, un paso en la dirección correcta 210417


Por Luis Fernando Jaramillo Arias


Esta semana el país hizo un importante avance en la contribución a la conservación del medio ambiente. El gobierno aumentó la mezcla obligatoria de biodiésel que pasó del 10% al 12%[1], noticia positiva que, como con tanta frecuencia sucede, pasó casi ignorada por la prensa en medio de la información sobre la reforma tributaria o sobre el aumento de los casos del Covid 19.

Nuestra atmósfera recibe anualmente cincuenta y un mil millones de toneladas[2] de dióxido de carbono equivalentes, la unidad que los científicos utilizan para medir la contaminación del aire. La obligación de todos es contribuir a que esas emisiones, producto de las actividades humanas, se disminuyan todo lo posible para que la tierra siga siendo el hospedaje de la humanidad. Dejar perder el planeta es pensar en el fin del mundo.

Cincuenta y un mil millones de toneladas es una cifra descomunal. Si hacemos una comparación, para transportar esa cantidad de carga se necesitarían 1.500 millones de tractomulas de 34 toneladas cada una que puestas en fila[3] completarían 39 veces la distancia de ida y vuelta de la tierra a la luna[4]. El problema es de vida o muerte.

El estilo de civilización que hemos desarrollado se basa en actividades que producen gases como el dióxido de carbono, los cuales se ponen en evidencia en las chimeneas de las industrias o en el tubo de escape de los camiones y buses. Casi todo lo que el hombre fabrica, lo que se cultiva, los animales que se crían y engordan, el transporte, las comodidades que se tienen en las casas, contribuyen a las emisiones a la atmósfera. Tenemos que tomar conciencia del problema y exigir que los gobiernos tomen las medidas necesarias para que la sociedad tenga condiciones adecuadas de vida pero sin causar daño al medio ambiente. Aprender a vivir, a progresar, a desarrollar la economía en alianza con la naturaleza.

La energía solar, la del viento o eólica, la hidráulica, la geotérmica y los biocombustibles son tipos de energía que contribuyen a mantener el bienestar sin deterioro del medio ambiente. El caso de los biocombustibles es notable, no solo por ser energía limpia sino porque es la que más empleo genera, especialmente en las zonas rurales de Colombia.

En 2018, el más importante de nuestros campos petroleros, Rubiales en el departamento del Meta, produjo 118 mil barriles diarios de petróleo crudo. Los pozos de Caño Limón en Arauca produjeron 21 mil barriles diarios, la producción diaria de biodiésel fue de 30 mil y la de etanol de 24 mil barriles, cifras muy significativas en un país cuyas reservas petroleras alcanzan solamente para unos 7 años. Pensar en energías renovables no solamente es una necesidad ambiental en Colombia; es un imperativo de sostenibilidad económica para el país que, en materia de biocombustibles, avanza con políticas serias y de vanguardia al lado de Indonesia, Costa Rica, Brasil y otros países.

El aumento en la mezcla de Biodiésel es un paso en la dirección correcta, no solo para la agricultura nacional sino también por la salud de los colombianos y por el medio ambiente de nuestro planeta.



[1] El pasado 14 de abril los Ministerios de Minas y Energía, Ambiente y Desarrollo Sostenible y Agricultura y Desarrollo Rural, expidieron la resolución que aumentó el porcentaje de biodiésel mezclado con el combustible diésel fósil que pasará del 10% al 12% (B12) a partir de este mes.

[2] Gates, Bill. Cómo evitar un desastre climático. Plaza y Janés 2021

[3] Calculamos tractomulas de 34 toneladas de capacidad de carga, con una longitud promedio de 20 metros incluyendo el espacio entre una y otra.

[4] La distancia entre la tierra y la luna son 384.400 kilómetros

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