Saturday, February 27, 2021

Homenaje a un periodista humano: Herbin Hoyos 210227

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

El secuestro es una de las manifestaciones violentas más crueles y reprochables que se han inventado los criminales. Secuestrar una persona es quitarle la libertad y sumir en la angustia a toda la familia, al círculo de amigos, a los colegas, a los coterráneos de la víctima, a la sociedad entera.

Colombia vivió desde muy temprano en el siglo XX la plaga del secuestro. En 1933 la familia Eder, una meritoria estirpe de empresarios agroindustriales del Valle del Cauca, enfrentó el secuestro de la niña Elisa Eder. En marzo de 1965 fue secuestrado y asesinado por las FARC Harold Eder Caicedo en Corinto, Cauca. En abril de ese mismo 1965, Oliverio Lara Borrero, miembro de una familia empresaria huilense dedicada a la exportación de café, importación de vehículos, maquinaria e insumos para la agricultura, y a la ganadería, fue secuestrado y también asesinado en el Caquetá.

Esa pesadilla que no acaba todavía fue práctica adoptada por bandas de delincuentes, de bandoleros, de guerrilleros que han abusado de sus víctimas de la manera más infame. El M19, un grupo de ingrata recordación, fue uno de los que más utilizó el secuestro no solo para esquilmar familias y empresas sino también como arma política.

En esa negra noche de nuestro país, en ocasiones surgen luces que de la manera más sorprendente iluminan la esperanza de las víctimas sometidas a este cruel martirio que las mentes torcidas de los bandidos han tratado de justificar con palabras que muchas veces los comunicadores han adoptado sin pensar en que lo que se debería condenar de entrada no se puede justificar bajo ningún punto de vista. Al secuestro le dicen “retención” y al asesinato le llaman “ajusticiamiento”. ¡Que refinación de la crueldad!

Herbin Hoyos, un hombre humilde nacido en Saladoblanco en el Huila se educó con su esfuerzo; periodista de vocación que, a raíz de su propio secuestro perpetrado por las FARC en 1994, supo leer las necesidades y angustias de estas víctimas y abrió un espacio radial en la cadena Caracol Radio, denominado Voces del Secuestro para que los familiares de los secuestrados pudieran hablar por radio con la esperanza de que sus seres queridos los oyeran. De una idea tan simple como parece esta, surgió una gran labor humanitaria, una tribuna de denuncias que sirvió a muchos sin voz y un consuelo sin límite para tantos en este país perjudicados por este abominable delito.

Colombia se enorgullece de periodistas como Hoyos Medina que han sido capaces de interpretar las necesidades de los pueblos. Verticales, honestos, frenteros, coherentes y comprometidos con la verdad, aún a riesgo de su propia vida.

Herbin se despidió del mundo secuestrado por otra plaga. El Covid le cobró rescate y lo asesinó el pasado 23 de Febrero, pero el virus no pudo secuestrar el recuerdo de su labor ni asesinar el agradecimiento de quienes, desde los Eder y los Lara hemos vivido la crueldad de esta miseria humana.

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