Saturday, November 14, 2020

Las invasiones. Avispados de todos los tiempos 201114

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

En épocas pretéritas, cuando Armenia era una pequeña población, se hacían rellenos y se construían terraplanes para tener lotes planos dónde asentar casas, edificios y calles. Con esa práctica sepultaban las corrientes de agua que discurren en nuestra microgeografía, como sucede con la Quebrada Armenia que hoy pasa por debajo de muchos locales comerciales sobre la carrera 19 y que, como hemos visto en los últimos días, ocasiona fuertes inundaciones en venganza por la invasión de sus rondas por los avispados de ese entonces.

Con el correr de los años, las construcciones de la ciudad comenzaron a hacerse sobre los lomos que se forman entre los cauces de las aguas de arroyos y quebradas. La vista aérea de Armenia es el espectáculo de un asentamiento urbano sobre una serie de bosques longitudinales, las denominadas cañadas, que sugieren una mano con los dedos extendidos. Una conformación sin igual en el mundo que se aprovecha muchas veces por los avispados de hoy, que construyen viviendas a la sombra de los árboles y guaduales de las cañadas con la tolerancia de muchos que creen que lo público es de nadie y con la mirada ciega de gobiernos y entidades creadas para controlar estos abusos. 

Por estos días hemos visto muchas denuncias sobre invasiones en lotes del municipio en Armenia y hasta en algunas áreas destinadas a parques. En la reserva de la Secreta, la invasión del predio para asentar construcciones, hizo que el director de la CRQ José Manuel Cortés anunciara un plan de trabajo para atender esta problemática. En redes sociales circulan testimonios sobre recurrentes invasiones a las cañadas y los asentamientos ilegales ocupan titulares cada vez que hay un embate de la naturaleza. Ayer mismo en el barrio El Milagro de Dios, se registraron afectaciones por las lluvias torrenciales.

Las invasiones son un abuso de todos los tiempos al que nos hemos acostumbrado, muchas veces promovidas por empresarios de lo ilegal, sobresalientes avispados que empujan a invadir a necesitados de techo. 

Todos cuidamos lo propio pero lo que es de todos pensamos que es de nadie y dejamos que lo privaticen. De ahí en adelante es un problema de trámites, de lucha jurídica y, al final, la invasión se legaliza. Historia repetida protagonizada por los avispados.

Hay invasiones de las que no se habla. Las de lo público ocupado para intereses de personas u organizaciones que se apropian de los andenes, calles y espacios de todos pensando que son sus dueños y hacen lo que les da la gana. Las invasiones toleradas de los avispados que tienen ropa limpia pero conciencia sucia casi siempre pasan desapercibidas.

Tenemos que tomar conciencia de lo que significan las invasiones, todas. Entender que si seguimos tolerando lo que hagan los avispados y no defendamos lo público, no aprenderemos a compartir ni a disfrutar entre todos lo que es de todos para poder construir sociedad.

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