TODOS somos colombianos 201017
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
¿De qué raza?, me pregunto mirando el orador
que tiene ojos de míster, barba escasa, anémica coraza
y un brochazo africano en el mentón[1]
Conversaban el indio Emiliano, el negro Jacinto y mi primo Diego,
cuando pasaron unos buses chiva muy coloridos que llevaban unas personas que
pernoctaron en Calarcá. La música, el trajeado típico de la gente de la región
del Cauca. Emiliano, Jacinto y Diego lucían la camiseta de la selección
Colombia porque se jugaba un partido en Santiago de Chile.
Emiliano preguntó: ¿Quiénes son estos? El negro respondió,
son los que van para Bogotá a celebrar la minga. Diego les contó: Mi abuelo era
uno de esos hombres de trabajo que llegó a Salento, procedente del Retiro Antioquia
a descuajar monte y a buscar un futuro en estas tierras donde después tuvo sus
hijos. Primero fue arriero, luego carnicero, después guaquero y se asentó
abriendo una “mejora” en las montañas de Circasia; ayudó en la fundación de
Montenegro. Vivía muy orgulloso de su raza antioqueña, pura raza, decía.
Con los años mi abuelo consiguió unos pesos y contactó el
mejor experto que había en Medellín para que le hiciera el árbol genealógico.
Recuerdo que era un padre Jesuíta, mencionó Diego.
Pasaron los días, el hombre de la genealogía no aparecía, y
mi abuelo inquieto se preguntaba qué le pasaría. ¿No le llegó el giro? ¿Se
habrá muerto? Le mandó un “marconi” a ver si el experto respondía.
Trascurrido un mes sin respuesta, un segundo “telegrama” y un mes más, una
“llamada a larga distancia”. Esa vez sí tuvo suerte. El investigador le
contestó al teléfono y con la dificultad de entender característica de los
teléfonos de los años 40, el abuelo alcanzó a oír: “No don Virgilio, la nobleza
que usted esperaba, el parentesco del “hijo natural del rey de España” que me
dijo que tenía su tío Jaramillo Arcila Salazar y Serna de la Cruz de Noriega,
no la pude encontrar. Solo le puedo decir que la mamá del primer Jaramillo
nacido en Nueva Granada que encontré en los libros era una mestiza entre indio
y negro de la zona de Sonsón.
Esta anécdota es la historia de los que
vivimos en esta tierra. Somos descendientes de migrantes desde la prehistoria,
hombres de su tiempo que lucharon por mejorar sus condiciones de vida, con las ideas
de la época y enfrentando las circunstancias de lo que les tocó vivir.
Hoy día están de moda el “orgullo gay” los LGTBIQ+?, las negritudes, los indígenas, los raizales como en los tiempos de mi abuelo la moda era ser de “raza antioqueña”. Cada quien ha querido un trato discriminatorio mejor que el del resto de los colombianos y sacar ventajas presupuestales del Estado argumentando su condición. Históricamente hemos tenido un proceso de divisiones sin fin y de intentos de sacar ventajas a costa de la mayoría, que nos favorezcan a pocos, por cuenta de todos.
La conclusión es la misma que obtuvo mi
abuelo en 1940, terminó diciendo Diego. No somos negros, no somos blancos, no
somos indios, no somos raizales, somos todo, una sola nación. Todos somos
colombianos, sin raza, sin distinciones, sin ventajas, una sola selección:
Colombia.
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