Saturday, December 12, 2020

Justicia injusta 201211


Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Para oír en Audio pique el enlace

En el siglo XX se formaba la opinión de una manera sencilla. La comunicación informal, el chisme, el comentario de café; algunos personajes letrados, los editorialistas de los periódicos impresos, los noticieros de radio y televisión, eventualmente modelos no tradicionales como la historieta de los Simpson. Pare de contar.

Hoy tenemos una variedad mucho más grande de posibilidades, principalmente por el acceso a las redes sociales. Este gran aporte de la tecnología nos ha permitido saber las cosas de manera inmediata, a bajo costo, con cabida a inmensa variedad de versiones. La publicidad ha cambiado y no siempre la manera de informar al consumidor es la que conocíamos como publicidad en medios, hablados o escritos. Hoy existe una gama amplia de medios no tradicionales y los llamados “influencer” son muy relevantes en esta clase de comunicaciones.

Todas estas fuentes de información han facilitado que, con el objetivo de poner la opinión al servicio de intereses no siempre rectos, se cambie el sentido de las palabras para acomodar y crear lo que se pueden llamar falsas verdades.

Las personas deben tener siempre la opción de expresar lo que piensan porque la libertad es un bien supremo pero hay que cuidarse de caer en la trampa de la verdad acomodada. En este acomodo de la verdad ahora se llama justicia a la injusticia.

Se llama justicia a la injusticia de haber liberado a un bandido como “Jesús Santrich”, para que en entrevista televisiva[1] diga que "La muerte de Álvaro Gómez no fue un asesinato sino un ajusticiamiento".

Se llama justicia a la injusticia de condenar al Club el Nogal de Bogotá a pagar una indemnización por el atentado de las FARC del que fue víctima el propio club.

Se llama justicia a la injusticia de condenar a Andrés Felipe Arias a 17 años de cárcel.

Se llama justicia a la injusticia de llamar a Bernardo Moreno a juicio por hechos ya prescritos.

Se habla de justicia para promover el imperio del cinismo en un estado de derecho que ha caído en la tergiversación de la verdad en un remolino garantista que ha logrado que a través del uso de verdades acomodadas reine la impunidad. Los bandidos ya aprendieron a evadirla, es común ver que apresan una persona en flagrancia y en muy poco tiempo está en la calle burlándose o amenazando a quien lo sorprendió en su fechoría. La policía se percibe desolada por la inutilidad de su acción. Los derechos individuales siempre se invocan y muchas veces logran pasar por encima de los intereses generales.

La verdad no se puede acomodar y la justicia no puede ser injusta. Tienen que ser lo que son, y no más.



[1] Noticiero CM& edición de la primera semana de diciembre

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