2020 un número bonito 210102
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
En audio https://youtu.be/P_ZzO1ZhjOM (Imágenes de Google)
En la curiosidad sobre lo que podría significar un año con un número bonito como 2020, estuve indagando sobre los calendarios. Concluí que en el permanente girar del mundo, sus habitantes nos hemos impuesto medir nuestra vida en períodos que llamamos años que representan, fuera del ritmo del corazón y de los ritmos marciales y musicales, tal vez el ciclo más claramente identificado por los científicos desde la antigüedad. Existen muchos calendarios, entre ellos el calendario egipcio, el maya, el calendario juliano, el gregoriano que nos impuso el papa Gregorio XIII en 1582 hace 418 años gregorianos como los deberíamos llamar. Hasta existe el calendario Armenio[1], en la república asiática donde la historia sagrada dice que recaló Noé con su arca después del diluvio universal. Todas mediciones imprecisas, tanto que para cuadrar los años, cada cuatro hay un bisiesto con un 29 de febrero, pero aún así se hacen otros “cuadres”[2]. En conclusión, todo es relativo, impreciso, todo depende del lente con que se mire y se hace necesario mirar más allá de las narices.
El 2020, ese número bonito, llegó con la expectativa de
revuelta que representaron los paros del 21 de noviembre de 2019 en todo el
país; el año saludó a mi familia llevándose a esa vieja querida que era mi mamá
y se despidió llevándose también a mi hermano mayor; se produjo la noticia de
una explosión en Beirut Líbano[3].
Nos enteramos de que el avispón asesino del Japón llegó a los Estados Unidos y
planteó una gran amenaza para las abejas domésticas; un brote de sarampión en
América Latina, incendios forestales en Australia, inundaciones en Indonesia.
Tampoco faltaron las noticias políticas: Las primeras actuaciones de los
alcaldes de Armenia y Calarcá les valieron suspensiones de la Procuraduría; se
inauguró el túnel de la línea; nuestro gobernador trabajó con entusiasmo y
mucha promoción de sus actuaciones, pero comprometido con las castas políticas
que deberíamos rechazar definitivamente; se produjo la derrota de Donald Trump
en Estados Unidos y se llevaron a cabo unas sucias elecciones parlamentarias en
Venezuela. En deportes, las noticias fueron la muerte de Diego Armando Maradona
y la celebración de los 15 años de carrera de Lionel Messi en Barcelona con 627
goles.
Pero el hecho más notorio, sin duda fue la pandemia del
coronavirus cuyo primer efecto fue la caída del precio del petróleo que hizo
vislumbrar la posibilidad de que se acabe la era del petróleo sin acabarse el
petróleo, así como se acabó la edad de piedra sin que se acabaran las piedras. Nos
cambió la vida de un momento a otro. Encierro y muchas cosas nuevas. En
tecnología, el año comenzó con la Feria CES 2020 en la que Samsung presentó su
NEON, un ser humano artificial. Nos volvimos expertos en zoom, en meet, en
teams, en reuniones por Whastapp. Las relaciones cambiaron de personales a
virtuales, el sentir colectivo se volcó a priorizar la salud y el medio
ambiente.
Un año como casi todos, con malas y buenas noticias pero un
buen amigo[4]
me hizo caer en cuenta de un adicional: El año del número bonito nos obligó a
sacar conclusiones que nos implican mirar en mundo en prospectiva e identificar
algunos puntos que se pueden analizar con diferentes ojos pero que no se pueden
ignorar. Me voy a referir a cuatro:
3. 3.- El futuro de los milenials, que se ocupan en la
“economía itinerante”. Cambiar de un tajo
la perspectiva de la vida de los jóvenes los frustraría sin remedio pero mantenerla, con las altas exigencias de gasto que tienen pero
sometidos a bajos salarios, los llevará a la presión de un endeudamiento o a la
disminución del cumplimiento en los hábitos de pago.
4. 4.- La revolución del procesamiento de información,
robotización, inteligencia artificial, aprendizaje de máquinas, impresión 3D y
tecnologías 5G, que son imparables, eliminará muchos de los puestos de trabajo
como hoy los concebimos y propiciará la aparición de muchas otras ocupaciones
que todavía ni siquiera imaginamos. El balance está todavía por ver.
El 2020 es un número bonito que recordaremos porque nos previno
hablándonos a gritos de los graves retos y peligros que acechan al mundo para
que concluyamos que nuestro futuro va a depender de una adecuada conducción de
la sociedad. Nuestro papel hoy es multiplicar este grito para que la dirigencia
se prepare, mire más allá de las narices, tenga en cuenta y maneje con criterio estos temas que atendidos
cegatonamente pueden alimentar la desigualdad y el resentimiento social para
llevarnos a las aberrantes dictaduras del populismo.
[1] Este
calendario del país de donde nuestro Armenia sacó su nombre, tenía un año de
365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos.
[2] En
los años seculares, los que cierran un siglo que terminan en 00 o sea múltiplos
de 100 como 1500, 1900 ó 2000, solo son bisiestos cuando se pueden dividir por
400. Por ejemplo 1800 y 1900 no fueron bisiestos y solo tendremos un cierre de
siglo bisiesto en 2400.
[3] Esta explosión dejó un balance de 160 muertos,
6.000 heridos y 300.000 personas sin hogar
[4] Entre
muchos que me han sugerido temas en este sentido están Roberto Tisnés, Jorge
Borrero, Reinerio Cuartas, Carlos Moreno, César Augusto Ángel, Carlos Julio Carmona,
Darío Serna, Germán Jaramillo, Guillermo Upegui, María del Rocío Baena, Luis
Fernando Herrera, José Camero. A ellos y a todos los que me han hecho sugerencias
y comentarios les doy mi más cálido agradecimiento.
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