Saturday, May 15, 2021

Angustias de un lechero en Don Matías Antioquia 210509

Oscar Builes Gil                                                                                                                                          Productor de leche

Hoy me despierto triste y solitario, no hay donde echar un litro más de leche, en esta mañana gris y opaca con todo el equipo de trabajo mirándome y preguntando inquisitivo que vamos a hacer. Por mi mente pasa la llave, la manguera, la cañería, la leche derramándose, la imposibilidad que el mejor alimento de la naturaleza no va llegar a nutrir los niños, los viejos, ni a ninguna persona, porque solo será un contaminante más en nuestras quebradas y ríos. Cuando eso pasa por mi mente, miro como se va la leche, como se va el esfuerzo de toda la semana, como se va por la cañería el futuro de mi empresa, la estabilidad de todo el equipo de trabajo y sus familias. Veo en la cañería a un presidente, a unos gobernadores y a unos alcaldes, sin argumentos, sin liderazgo, sin autoridad, maniatados mirando impávidos como se destruye el país y como se desmorona la patria, sin ni siquiera hacer el intento de controlarlo. Veo pasar por la cañería con mi leche, un concejo municipal, una asamblea departamental y un congreso de la república inerme, sin propuestas, seguramente con la culpa bien pesada de saber que ellos, que son los que legislan y son los que llevan en sus hombros la construcción de este país a través de las leyes, son los responsables directos de tanto error, tanta irracionalidad, corrupción y anarquía. Veo pasar por la cañería con mi leche una justicia absolutamente injusta, unos magistrados y representantes de esta rama del poder, no con capuchas, sino con togas, siendo responsables del mayor desprestigio y corrupción y descredito de la esperanza de los pueblos que es su justicia y los veo compartiendo escaño cual terroristas, con los mismos bandidos, que nos tienen en esta situación. Veo pasar con mi leche a la cañería a unos partidos políticos impávidos, sin propuestas, echándose la culpa unos a otros, mirando solo, como se lavan las manos de su responsabilidad de la situación en la que estamos sumidos. Con mi leche hacia los ríos van los periodistas, parcializados, desde la comodidad de sus flamantes y jugosos salarios, exigiendo el cumplimiento de un solo derecho, el de las marchas y las protestas y olvidando que la patria la componen una comunidad de personas con múltiples derechos que se deben cumplir a la par y en la cual debemos caber todos. Periodistas que parecen pagados por los mismos terroristas que tienen hoy sumida la patria en la más profunda tristeza. 

Con la leche, por la cañería, se está yendo hoy mi patria, un país secuestrado en sus localidades, con la imposibilidad de movilizarse; un pueblo trabajador que tienen que caminar cientos de kilómetros porque los bandidos acabaron con el medio de transporte que les permite ir a laborar para lograr el sustento de sus familias y nadie dice nada. Un pueblo secuestrado y amenazado que tiene que ver como sus empresas, su medio de sustento y la construcción de patria es destrozado, bandalizado, como sus productos se tienen que perder, descomponer y botar por la cañería, como mi leche, porque unos señores sin autoridad constitucional dicen que no se pueden pasar y los que tienen la autoridad constitucional no pueden, ni hacen nada, porque el periodista con sus comentarios y los que imparten la justicia por mandato constitucional, les dicen que no les pueden impedir que nos tengan secuestrados y que nos obliguen a botar nuestros productos. Con mi leche se está yendo la salud y la vida, no puede pasar el oxígeno, las ambulancias, los medicamentos las vacunas, el flujo normal de la salud y la vida, porque unos señores se adjudicaron la autoridad constitucional y determinan quien pasa y quien no y los que tienen la autoridad no hacen ni dicen nada. 

Si ahí va mi leche, cuando llegues al rio y por fin llegues a tu  destino, cuéntale al mar que acá arriba hay un pueblo pujante que lo tienen encerrado, que lo secuestraron en sus casas y en sus regiones, que lo que construimos durante cientos de años como un estado de derecho no funcionó, que no fuimos capaz de compartir nuestros derechos y que se nos olvidó que el derecho solo existe si existe el deber, el derecho a la protesta existe, si existe el deber de garantizar la vida, la salud y los demás derechos de los ciudadanos y que ellos deben ser a la vez y no uno y después el otro. Cuéntale que como ciudadanos fuimos incapaz de convivir y construir un país para todos y dile que ahí te mando, para que nutras el mar, ya que nosotros no fuimos capaces de nutrirnos con ella y nos tocó tirarla a la cañería.

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