Saturday, January 13, 2024

El regalo navideño.


 Los amigos se volvieron a reunir en la plaza de Bolívar a tintiar. Se vieron, se abrazaron, se contaron sobre sus celebraciones de navidad y año nuevo, algunos en turno de trabajo, otros reunidos en familia. La alegría era la tónica y desde luego la política que es el tema de todos.

¿Qué le trajo el niño Dios Robamundo? Preguntó Pachito. El hombre se puso serio, se paró y en tono grandilocuente le dijo a la mesa: La Corte Constitucional me dio el mejor regalo de Navidad. Confirmó la pena de prisión para los delitos de injuria y calumnia. Ya tengo el arma jurídica contra aquellos que están acostumbrados a denigrarme, a injuriarme y a calumniarme pues los que cometan estos delitos tendrán que pagar entre un año y medio y cuatro años de prisión. Cualquier cosa que digan de mí lo deben demostrar con hechos reales y documentos ciertos.

Pachito le indagó: ¿Y lo que es verdad sabida por todos, comentado en toda la prensa, dicho en voz baja por los empleados de las entidades públicas también está incluido? ¿Hasta las opiniones de editorialistas y periodistas que se informan de personas que trabajan en las entidades públicas protegiendo sus fuentes?

¡Sí, hasta esos! De ahora en adelante demandaré a todo el que no me llame “el exitoso dirigente político” que es lo que soy. Envidia por estar en el negocio de la política; ¿Qué tiene eso de malo?

Diógenes Benítez, tradicional contrincante de Robamundo interpeló: Tiene de malo que su negocio se hace con la plata pública que es de todos, no suya.

Recientemente estuve revisando un trabajo de la Universidad de Navarra en el que encontré este fragmento: “Los malvados hablan y bien alto. En cambio, los «hombres buenos» creen que ser correctos es hacer lo contrario, y se inhiben de toda actuación que suponga una confrontación, un enfrentamiento, una denuncia, porque se confunde enfrentamiento con falta de amor y denuncia con falta de respeto. Y de esta forma, ante la falta de confrontación, se llega al consentimiento; y la ausencia de enfrentamiento degenera en cobardía”. También están los que por miedo, por temor a perder una posición o simplemente “por no meterse en problemas” comentan solo en voz baja. Pero esa suma de voces en tono bajo se convierten en un grito que clama al cielo. Martin Luther King hablaba de los silencios culpables:  “Dios nos juzgará no tanto por las cosas malas que hicimos, sino por las buenas que debimos hacer y no hicimos.”

En conclusión, remató Diógenes, muchos creen que como los ciudadanos no cuidamos lo público, es de nadie y por eso lo privatizan. Ese es su negocio Robamundo.

Robamundo Sinasco dirigió sus ojos a Diógenes con mirada de fusil. No se despidió.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home