Dolor en el alma.
Ver caer un héroe
es algo que duele. Cuando los manifestantes prendieron fuego a la estatua de
Bolívar del monumento a los héroes en Bogotá el 16 de mayo de 2021 sentí algo
similar a lo que me embargó cuando la Revista Semana publicó los
audios grabados por Daniel García Arizabaleta en los que Oscar Iván Zuluaga le
confesaba intimidades sobre algo que ambos ya sabían: La aceptación de dineros
de la multinacional del soborno brasilera Odebrecht en la campaña presidencial
de 2014 en la que Zuluaga era el candidato que había ganado en la primera
vuelta por más de 450 mil votos al segundo, Juan Manuel Santos aspirante a la
reelección.
He seguido a
Oscar Iván en su carrera política, personalmente y por haberme infundido la
esperanza de que le ganaría en democracia a un personaje al que se le nota su
cinismo, digno del apodo “chucky” con que algunos lo nombran, un muñeco que fue poseído
por magia “Vudú”.
Una chusma me
tumbó el pedestal en el que tenía a Oscar Iván de quien estaba seguro que vestía una armadura de principios en medio de
tantos políticos en un país en el que muchos piensan que la palabra “político”
es sinónimo de corrompido. Esa chusma no fue Daniel García; esa chusma fue la
renuncia de un hombre en quien confiábamos, al principio esencial de la Verdad.
Se derivan otras
conclusiones de esas grabaciones; la primera, que Oscar Iván es un hombre
bueno con una responsabilidad de padre dispuesto hasta a la inmolación personal
por su hijo; también que hasta el hombre más probo puede cometer errores y caer
en la tentación maquiavélica de justificar los medios con el fin de conseguir la presidencia de la República, pensando en
que sus actos no tendrían consecuencias. Otra tal vez la más importante, que el
expresidente Uribe y doña Lina fueron engañados y quedan completamente eximidos
de sospechas; una tercera conclusión, que varias
personas deberían responder ante la justicia, entre ellas el expresidente Juan Manuel Santos,
Roberto Prieto el gerente de su campaña 2014 que para proteger a su jefe se ha
aguantado un carcelazo de varios años sin revelar toda la verdad, el propio Daniel García para que no quede alguna cosa oculta, los parientes de García Arizabaleta que le sirvieron de testaferros, otros funcionarios que recibieron coimas de Odebrecht, el magistrado
del Consejo Nacional Electoral Carlos
Camargo autor del proyecto de resolución para archivar tanto el expediente de
Zuluaga como el de Santos por “no haber hallado material suficiente que
demostrara que los candidatos habían recibido contribuciones ilegales en sus campañas”,
los magistrados que votaron positivamente por ese archivo y principalmente
Alexander Vega, el hoy Registrador Nacional del Estado Civil autor de la
estrategia de “tablas” o “hagámonos pasito para no armar una crisis
institucional la berraca”; quién sabe cuántas otras personas más.
Una oportunidad
para el autoexamen, para reflexionar sobre las fallas de nuestras
instituciones, sobre la estructura de control que debe aplicarse siempre en
política.
Caras vemos,
corazones no sabemos y por eso exigimos TODA LA VERDAD, caiga quien caiga.
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