La lacra de la corrupción comienza a funcionar.
Por: Luis Fernando Jaramillo Arias.
“El gordo del maletín” como algunos lo llaman, apareció al lado de José Manuel al otro día de la elección. Sonrientes, brindado y en algunos casos con deslices cuando ya el licor había hecho mella, con expresiones del hombre de la muy frecuente camiseta negra diciendo “el alcalde soy yo”. Y a fe que sí lo es porque manda. El alcalde nominal aunque le obedece y no le chista por esos comentarios es un hombre inteligente que ha encontrado nichos para abrir su propio feudo y tal vez sueña que algún día podrá reemplazar a su mentor. En su nadadito de perro ha utilizado los servicios de Lina Pino, una morena hermosa que pone y quita en la alcaldía de Armenia, permitiendo que Gloria Gutiérrez sea la que administre las contrataciones del señor Pareja. En palabras simples, la alcaldía de Armenia es una torta que se dividen José Manuel y César Augusto como si fueran dueños de lo que le pertenece a la ciudad. Ellos saben hacer el trabajo.
Lina no tiene cargo hoy en la alcaldía, pero parece que no lo necesita porque se puede mover sin la dependencia económica de un puesto.
Durante las últimas semanas Lina, como funcionaria de un
jefe que se adivina, ha hecho importantes gestiones a las que me referiré en
varias columnas. Una de ellas tiene que ver con la citación obligatoria
dirigida a los contratistas y seguramente también a algunos funcionarios de
carrera para asistir, con firma de planilla incluida y registro en computador
para verificar asistencia y sumisión, al piso 10 del edificio Color sobre la
Avenida Ancízar López pero con entrada por el número 11-14 para asistir a una
presentación singular: En escena aparecen James Padilla, prospecto candidato de
ASI a la alcaldía y Jorge Ricardo Parra, aspirante a la gobernación posiblemente
de Fuerza de la Paz, partidos que en Armenia no tienen organización como
tampoco la tenía antes de la aparición de José Manuel Ríos el partido MAIS después
de haber fracasado en el intento de conseguir su participación por el grupo
significativo de ciudadanos “Unidos por la Confianza”.
La presentaciones fueron amables. James es un hombre
simpático y Jorge Ricardo también proyecta amabilidad. Todo bien, solo decir
que son amigos del alcalde y “amigos del amigo del alcalde”, que ellos “pueden
cambiar lo que ha venido pasando” y que necesitan sus votos y los de sus
familiares. Implícito queda el mensaje de que la continuidad del contratico que
les permite llevar un pan a su mesa tiene que ver con esos votos.
¿Qué nos van a deparar las elecciones del próximo octubre en
Armenia? ¿Tendremos los reyes de la corrupción otros cuatro años asignando la
nómina municipal y los contratos en provecho de sus intereses?
¡Armenia ya no resiste más!
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