Wednesday, April 05, 2023

La lacra de la corrupción comienza a funcionar.

Por: Luis Fernando Jaramillo Arias.

En la campaña de 2019 José Manuel Ríos decía arrepentirse de dos cosas: En su intento por ser alcalde en la campaña de 2015, haber hecho el ridículo con un monigote que denominó Filosofín y haber aceptado la financiación por parte de un señor apodado Toto. Muchas veces aseguró que en la que corría no había ese tipo de financiación a pesar de que se notó de bulto que los recursos con los que contaba eran grandes y con pagos en efectivo. Y le apareció el milagro de una grabación que le hicieron a Piedad Correal en la que echaba pestes y mentaba la madre a los periodistas; ¿Cuánto costó esa grabación?

“El gordo del maletín” como algunos lo llaman, apareció al lado de José Manuel al otro día de la elección. Sonrientes, brindado y en algunos casos con deslices cuando ya el licor había hecho mella, con expresiones del hombre de la muy frecuente camiseta negra diciendo “el alcalde soy yo”. Y a fe que sí lo es porque manda. El alcalde nominal aunque le obedece y no le chista por esos comentarios es un hombre inteligente que ha encontrado nichos para abrir su propio feudo y tal vez sueña que algún día podrá reemplazar a su mentor. En su nadadito de perro ha utilizado los servicios de Lina Pino, una morena hermosa que pone y quita en la alcaldía de Armenia, permitiendo que Gloria Gutiérrez sea la que administre las contrataciones del señor Pareja. En palabras simples, la alcaldía de Armenia es una torta que se dividen José Manuel y César Augusto como si fueran dueños de lo que le pertenece a la ciudad. Ellos saben hacer el trabajo.

Lina no tiene cargo hoy en la alcaldía, pero parece que no lo necesita porque se puede mover sin la dependencia económica de un puesto.

Durante las últimas semanas Lina, como funcionaria de un jefe que se adivina, ha hecho importantes gestiones a las que me referiré en varias columnas. Una de ellas tiene que ver con la citación obligatoria dirigida a los contratistas y seguramente también a algunos funcionarios de carrera para asistir, con firma de planilla incluida y registro en computador para verificar asistencia y sumisión, al piso 10 del edificio Color sobre la Avenida Ancízar López pero con entrada por el número 11-14 para asistir a una presentación singular: En escena aparecen James Padilla, prospecto candidato de ASI a la alcaldía y Jorge Ricardo Parra, aspirante a la gobernación posiblemente de Fuerza de la Paz, partidos que en Armenia no tienen organización como tampoco la tenía antes de la aparición de José Manuel Ríos el partido MAIS después de haber fracasado en el intento de conseguir su participación por el grupo significativo de ciudadanos “Unidos por la Confianza”.

La presentaciones fueron amables. James es un hombre simpático y Jorge Ricardo también proyecta amabilidad. Todo bien, solo decir que son amigos del alcalde y “amigos del amigo del alcalde”, que ellos “pueden cambiar lo que ha venido pasando” y que necesitan sus votos y los de sus familiares. Implícito queda el mensaje de que la continuidad del contratico que les permite llevar un pan a su mesa tiene que ver con esos votos.

¿Qué nos van a deparar las elecciones del próximo octubre en Armenia? ¿Tendremos los reyes de la corrupción otros cuatro años asignando la nómina municipal y los contratos en provecho de sus intereses?

¡Armenia ya no resiste más!

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