Saturday, February 26, 2022

El desacierto de hacerle la tarea al otro 220226

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

El pintor Salvador Dalí solía decir: “Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas van muy bien”.

Esta frase se puede aplicar a la campaña que muchos colombianos están haciendo al promotor del odio, al perseguidor del poder a las malas, al que dispone de misteriosos fondos ilimitados, al que con fotos en colores pastel en una pose de mirada al cielo está liderando las encuestas de opinión gracias a que entre más imbecilidades dice, más reenvíos hay de la necedad que dijo.

En mercadeo, la primera cosa que debe hacerse es dar a conocer el producto y luego convencer para que se consuma con la ventaja que, aún sin estar convencido si ha oído hablar del producto, el consumidor ensaya.

El papel de los opinadores del click ha servido mucho para que este nefasto personaje aparezca en los titulares, reciba el campeonato del mayor número de búsquedas y se posicione en la mente de las personas propensas a tragar entero. Todo eso debe tener felices a los estrategas de la campaña que nos quiere arrastrar a la Bogotá de las volquetas podridas, de las arbitrariedades, de las basuras en la calle, de las peleas con sus propios partidarios.

La tarea consiste en darnos cuenta de que estamos siendo sometidos a un cambio gradual en el comportamiento de nuestra gente, en las percepciones, en los valores, a través de una paciente labor de desinformación y de la manipulación mental. Por eso no basta con solo “desenmascarar la P” pues la mejor defensa es el ataque con propuestas, comunicación efectiva y mucho activismo.

Quisiera ver posiciones constructivas sobre el desempleo, sobre la pobreza, sobre la impunidad, sobre el papel de los jueces y de la fiscalía, sobre cómo puede la procuraduría exigir que los alcaldes y gobernadores actúen conforme a la ley, sobre la informalidad que está acabando con la formalidad en el país, sobre la ilegalidad que está arrasandocgggb con la legalidad. Quiero planteamientos y no enunciados vacíos sobre salud, educación, subsidios, pensiones, seguridad jurídica, reforma política, legislación laboral.

Invitemos a nuestros trabajadores a votar para conservar el trabajo, a que se den cuenta que la empresa privada es la que genera empleo de calidad, donde la exigencia es el esfuerzo y no la fidelidad a un proveedor de dádivas.

No podemos seguir haciéndole la tarea al incompetente, al mal intencionado, al practicante de castigos escatológicos a sus secuestrados.

Si seguimos en la onda de hablar mal y de replicar las estupideces que le oímos, nos va a pasar lo que un viejo antioqueño le decía al novio de su hija: “Vos no cometés ni un solo acierto”

Sunday, February 20, 2022

Héroes anónimos. Lo público al servicio del público 220219

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Pum, pum, pan, pum, pum… No son sonidos de petardos, de bala ni de algo parecido; son los golpes que las raquetas a las bolas en un partido de dobles de tenis. Los contrincantes, Norbert Pudzich y Elizabet Loaiza,  Ferney Cardona y su esposa Daniela Tabares en las canchas públicas del Bosque construidas en 1952 en un parque en todo el corazón de Armenia junto a lo que queda de la plaza de toros.

Las canchas del Bosque encierran la historia de una lucha desde 2003 cuando se dieron por terminados los alojamientos de los damnificados del terremoto de 1999. Eran ruinas. El secretario de gobierno del alcalde le propuso el reto a Ferney: Hágase cargo, paga un arriendo, los arreglos son por cuenta suya, usted mantiene las canchas y las explota como negocio propio. Y Ferney pensó ¿Cómo? Si solo tengo mi experiencia de profesor en Comfenanco y mi casa en el barrio La Patria. La entrada es muy fea, el sendero oscuro y peligroso, los atracadores utilizan el parque para evadir las autoridades y escabullirse con su botín. Meditó, meditó y afloró en él el alma de empresario: Vendió la casa, y se puso en la tarea de recuperar las canchas, ponerlas al día, promover el servicio entre sus amigos y conocidos y organizó una entrada corta que pasa por el CAI para facilitar el ingreso de los jugadores.

Pasaron 2004 y 2005, Ferney no conseguía que el negocio prosperara y pidió apoyos a la alcaldía: “Tiene que pagar el arrendamiento y mantener las canchas: ¡Si no le sirve así, entréguelas! Él no estaba para fracasos e ideó lo que se constituyó en su gran impulso: Un programa para tenistas discapacitados en silla de ruedas completamente gratuito, como un servicio público de esos que el municipio debería tener pero no tiene. También ideó un programa para niños y después de esos dos durísimos años de noches en vela, los programas funcionaron y el negocio comenzó a florecer.

Las canchas del Bosque funcionan hoy gracias al esfuerzo de un empresario persistente, que hace gestión, que sabe que las incertidumbres se convierten tropiezos o en impulsos en su lucha. En este caso el municipio no ha hecho pero ha dejado hacer. Y sobre todo, el gran mérito es haber puesto lo público al servicio del público. A las canchas llegan personas de todos los estratos, juegan a la sombra de los árboles del Bosque, saben que tienen un sitio para la diversión sana.

Y otro gran mensaje: Dos personas de altísimo nivel social, con capacidad económica para asistir a clubes exclusivos, Norbert y a Elizabeth, alternando de igual a igual con todos en un sitio popular, convencidos de que en una ciudad el compartir los espacios públicos sin distingos de clase es una acción precursora de la convivencia, de la confianza, la seguridad y el buen vivir.

Saturday, February 12, 2022

A Colombia la quieren cambiar con violencia no con democracia 220211

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

A los colombianos no nos pasa la del perro… Se repite el guion, nos manosean y volvemos a caer. Desde tiempos lejanos no ha habido presidente que no se haya empeñado en hacer tratados de paz con guerrilla o paramilitares cuyo objetivo principal es lograr el poder combinando las denominadas formas de lucha: Trabajo político para penetración institucional, armas en mano y uso del terrorismo. El narcotráfico, los impuestos ilegales, el secuestro y la extorsión han sido sus fuentes de financiación. Tenemos empeñada la palabra del estado en un acuerdo de paz con las FARC que tiene el mismo libreto pero más sofisticado porque hasta lograron curules en el congreso e impunidad total. La justicia, la educación pública y buena parte de la salud cooptadas. En años pasados hubo acuerdos con el EPL, el Quintín Lame, los paramilitares, el M19. Cambian los nombres pero la estrategia es la misma. A Colombia la quieren cambiar con la violencia y para muestra miren la denominada “Primera Línea”.

Y vuelve a empezar el carrusel con puntos muy concretos: Territorios copados por bandidos de toda laya cuyo único fin es imponer su imperio a punta de terrorismo. Y la pregunta inane que siempre nos hacemos es: ¿Quién fue? Que grupos residuales de las FARC, que el ELN, que los del clan del golfo, hasta sigla les tienen ya. Les dicen GAO, grupo armado organizado para oficializar su existencia y distinguirlos no se de quién. Todos son bandidos, asesinos sin escrúpulos, delincuencia monda y lironda.

Echemos una mirada al Catatumbo, una región fértil, petrolera, vecina de Venezuela que debería ser un emporio de riqueza porque, precisamente por sus cualidades, ha sido presa de todos los males de esta Colombia del absurdo. Y allí empresarios, verdaderos testarudos de hacer patria como la familia Murgas que, contra todo cálculo de riesgos, insiste en hacer agricultura legal inclusiva con campesinos cuyo único capital son sus manos y la disposición de buscar un futuro mejor dentro de la ley, no como raspachines, contrabandistas o como obreros de minería ilegal.

Contra esos empresarios, contra sus obreros, contra la gente honrada que trabaja con ellos o gracias a ellos y contra una fuerza pública atada de manos, falta de recursos y perseguida por una justicia injusta, dirigen su sevicia los facinerosos. Basta ver las fotografías de los artefactos diabólicos que le armaron a una volqueta en Campo Dos en Tibú para establecer la dimensión de esa infamia. Con la tolerancia o la impotencia del Estado desarrollan unas máquinas de muerte construidas con planificación, plata y una infraestructura en talleres con cierta complejidad.

El ministro de defensa acude con amabilidad y prontitud, pero desactivar la bomba de Campo Dos se demoró cinco días. Y estalla otra bomba en Granada, Meta; vuelan un puente en Pailitas, Cesar y dejan maltrecha la doble calzada. El presidente anuncia contundentes acciones contra la delincuencia pero en muchas partes del país mandan los bandidos. Pareciera que solo nos quedara decir; ¿Y ahora quién podrá defendernos? Solo falta que aparezca el Chapulín Colorado.

Tuesday, February 01, 2022

Un tiro en el pie 220201

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Ha circulado por muchas vías un escrito de un caleño viviente en Circasia, el señor Oscar Alberto Montoya Jaramillo, que plantea el problema que él denomina “Ni tan Paraíso ni tan Verde”. Yo lo denominaría: “Nos estamos pegando un tiro en el pie”

En una columna de voz, Gustavo Álvarez Gardeazábal reedita el sentido grito del señor Montoya que se constituye en un llamado a tiempo para que nos sentemos seriamente en un Centro de Pensamiento a una discusión serena pero franca y busquemos consensos sobre qué región queremos. No se trata solo de la ciudad de Armenia o de las poblaciones tomadas individualmente porque el Quindío es un departamento pequeño y funcionamos como una ciudad región.

La cruzada debe comenzar por entender que la planificación se debe hacer en todo el Quindío y ahí vamos a tener la lucha de la tropa de Ulises con los cíclopes que constituyen los políticos locales que verían en esta idea una rebaja en el número de parroquias, la merma de su poder y la disminución de sus fuentes de corruptela.

Hago un llamado a la opinión regional para que fortalezcamos las fuentes importantes de dinámica económica con que hoy contamos como el turismo o la construcción para segunda vivienda o para vivienda de retiro, pero en alianza con la naturaleza, racionalizando la ocupación, mejorando los servicios, haciendo pertinente la educación de quienes se dedican a atender las personas teniendo muy en cuenta salirle al paso al mercantilismo desaforado que invade con pavimento y panales gigantescos de covachas, pintados con colores chillones, que arrebatan al paisaje la vista a nuestra infinita cordillera y a ese verde de la naturaleza que tanto nos enorgullece.

Necesitamos actuar ya para que entre todos busquemos que el Quindío sea el mejor lugar para VIVIR Y PROSPERAR.

Si no nos pellizcamos, si no nos ponemos de acuerdo y pensamos que en nuestra provincia se pueden aprovechar racionalmente los recursos, que nos urge construir la infraestructura que se necesita para un crecimiento ordenado, que se tiene que frenar la especulación con la tierra urbanizable y que se tienen que cumplir las normas que resulten de un consenso en el que “todos pongamos”, el tiro en el pie se nos desviará al corazón. Matar el paisaje y acabar con el verde es matar la gallina de los huevos de oro de la fábula de Esopo.