Friday, February 07, 2025

La misión del alcalde de Armenia


La ciudad ha vivido durante todo este siglo 21 una verdadera patria boba. El magro progreso que tenemos se debe a un puñado de empresarios que siente que tenemos redención y a una oleada de migrantes que descubrió los encantos infinitos de nuestro clima y de nuestra naturaleza. Con alguna honrosa excepción, los gobiernos han sido impuestos por los financiadores de elecciones que han provenido de la tahurería y de la mordida, llegando a dar la sensación que al cumplir el sagrado deber de votar no estamos eligiendo a quién nos dirija hacia el progreso sino a quién se robe lo público. Ya ni siquiera se cuidan de disimular la repentina abundancia económica que logran ellos y sus allegados.


Como un cóndor solitario en medio de este panorama apareció un grupo integrado por Jorge Torres Velásquez, Jaime Julián Torres Velásquez, Ángela Álvarez Jaramillo, Carlos Arcila Botero, Olga María Zuluaga Jaramillo y Luz María Valencia Echeverri, que se impuso la tarea de recuperar el parque de Los Fundadores, convertido en un muladar desde que esa tropa de cacos gobierna la ciudad de la que se apoderaron sin resistencia de nosotros los armenios. 


Como Ave Fénix, el civismo agonizante ha comenzado a salir de sus cenizas acicateado por el trabajo entusiasta de esos Quijotes del parque cuyos alcances económicos son limitados y su función, además de los aportes en jardines y estética, en actos públicos cívicos, en resiembra de las plantas que la gente pisa o se roba, en reconstrucción del mobiliario urbano, en limpiar los detritus de los que no tienen piedad por las buenas obras, es poner la coca para rogar por algún centavo a alguien que se sienta solidario con su causa. 


Hace poco ví un video que Jorge Torres publicó en las redes sociales contando las vicisitudes que habían tenido que afrontar recientemente cuando algún desconocido instaló un colchón e hizo de las suyas al lado del caracolí fosilizado que hay en el jardín. La desazón se siente en su voz. Llamé a preguntarle qué pasaba y me contó que, además de todo lo que yo ya sabía, habían insistido con el alcalde para que se asignara por parte de la administración, una persona para mantener el parque que es un bien público municipal, sin respuesta. Él no tiene oídos para el civismo sino para cumplir otros compromisos en los que lo público no interesa, aunque un bien como el parque genera rentas que no se sabe adónde irán a parar en el municipio y que se podrían reinvertir en este parque que hace homenaje nada menos que a los Fundadores de Armenia.


El grupo cívico, además de todo lo relatado, ha hecho propuestas a la administración para proteger la vida de los transeúntes, pero eso también se pierde en los pasillos municipales. ¿Y solo están pidiendo ese parquero? Le pregunté. Solo eso, lo demás lo hemos puesto de nuestros bolsillos y de lo que nos han dado algunas personas e instituciones que se han condolido por nuestras súplicas. La administración municipal se hace la sorda y cuando se compadece nos ofrece migajas.


La conclusión a la que llegué después de esta conversación fue que la misión que se impuso el alcalde Padilla no es promover el civismo; es matarlo.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Apreciado Luis Fernando, quizás un modelo exitoso, ya probado en Bogotá, como el Parque de la 93, el Parque El Virrey o La Plazoleta del Rosario, pueda dar luces para adaptarlo a la realidad de Armenia, e implementarlo.

El Parque de la 93 es administrado bajo un modelo de gestión privada con apoyo público, lo que lo distingue de otros espacios públicos en la ciudad. Su administración está a cargo de la Corporación Parque 93, una entidad sin ánimo de lucro conformada por empresarios, comerciantes y residentes del sector, con un modelo de administración definido que incluye Gestión privada con control público. La Corporación Parque 93 es la encargada de la administración, mantenimiento y promoción del parque y la Alcaldía de Bogotá sigue siendo la propietaria del terreno y tiene la autoridad sobre su uso y regulación.

Los recursos financieros provienen principalmente de los comercios y empresas del sector, quienes contribuyen a través de donaciones, patrocinios y el pago de una cuota por pertenecer a la corporación. También se generan ingresos mediante la organización de eventos y actividades comerciales en el parque.

La corporación se encarga del aseo, el cuidado de las zonas verdes y el mobiliario urbano. Además, financia esquemas de seguridad privada que complementan la vigilancia pública de la Policía Metropolitana.

9:07 AM  

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