Thursday, May 23, 2024

Mezquindad parroquial.


Los representantes a la Cámara Sandra Aristizábal y John Édgar Pérez nos sorprendieron con la noticia de su renuncia a la Comisión Accidental del Eje Cafetero. Con eso nos mostraron que carecemos de una representación efectiva en instancias claves para lograr el desarrollo regional. Son marineros que abandonaron el barco cuando más los necesitábamos en una posición erguida defendiendo los intereses de la región que los eligió.

Y para maximizar la ironía, el amigo de nuestra otra representante Piedad Correal, senador liberal Juan Pablo Gallo, el de la odiosa expresión “Pereira capital del eje” se retractó de su posición en contra de la asignación presupuestal a la obra de la doble calzada Calarcá La Paila. Presumo que está cuidando los voticos que consiguió de los liberales del Quindío para apoyar su postulación al Senado.

El debate sobre la asignación de recursos para esta obra ha generado ruido porque se parece a una pelea de un trío de hermanitos egoístas en el que los dos mayores quieren quitarle un juguete al menor. El proyecto de la doble calzada Calarcá La Paila para eliminar un cuello de botella en la ruta de exportación más importante del país no es un capricho; es vital para el desarrollo económico del país, para el Quindío y para todo del Eje Cafetero. Lo sectores políticos y gremiales de Caldas y Risaralda que se oponen a la obra no entienden que la movilidad mejora para todos, que se fortalece la competitividad regional y que se facilita el transporte de mercancías desde y hacia Buenaventura con respecto el centro del país.

La carta enviada a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) por dirigentes de Caldas y Risaralda ha sido recibida con extrañeza en el Quindío. Esta oposición representa un obstáculo para nuestro desarrollo y pone en riesgo la unidad regional. Una comarca pequeña como la que representa el viejo Caldas de hoy debería tener conciencia de que aquí también vale el aforismo que señala que la unión hace la fuerza para defendernos en la asignación de las prioridades de inversión nacional.

La doble calzada Calarcá-La Paila es un proyecto estratégicamente planificado, respaldado por estudios técnicos que demuestran su importancia para el desarrollo económico y social del Quindío y el Eje Cafetero. Cualquier intento de obstaculizar su avance es un atentado contra el futuro y bienestar de nuestros ciudadanos.

El Quindío tiene que asumir una postura firme y decidida. No podemos permitir que intereses empresariales o políticos mezquinos pongan en peligro el desarrollo de nuestra región. Si nuestros congresistas prefirieron un bote salvavidas porque los tripulantes del barco no les gustaron, asumamos la defensa como ciudadanía con voz firme, con acciones contundentes. Merecemos ser escuchados y respetados.

¡Si la mezquindad parroquial se impone, cambiemos de cura y de parroquia!

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