Un tiro en el pie 220201
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
Ha circulado por muchas vías un escrito de un caleño viviente en Circasia, el señor Oscar Alberto Montoya Jaramillo, que plantea el problema que él denomina “Ni tan Paraíso ni tan Verde”. Yo lo denominaría: “Nos estamos pegando un tiro en el pie”
En una columna de voz, Gustavo Álvarez Gardeazábal reedita
el sentido grito del señor Montoya que se constituye en un llamado a tiempo
para que nos sentemos seriamente en un Centro de Pensamiento a una discusión
serena pero franca y busquemos consensos sobre qué región queremos. No se trata
solo de la ciudad de Armenia o de las poblaciones tomadas individualmente
porque el Quindío es un departamento pequeño y funcionamos como una ciudad
región.
La cruzada debe comenzar por entender que la planificación
se debe hacer en todo el Quindío y ahí vamos a tener la lucha de la
tropa de Ulises con los cíclopes que constituyen los políticos locales que
verían en esta idea una rebaja en el número de parroquias, la merma de su poder
y la disminución de sus fuentes de corruptela.
Hago un llamado a la opinión regional para que fortalezcamos
las fuentes importantes de dinámica económica con que hoy contamos como el
turismo o la construcción para segunda vivienda o para vivienda de retiro, pero
en alianza con la naturaleza, racionalizando la ocupación, mejorando los
servicios, haciendo pertinente la educación de quienes se dedican a atender las
personas teniendo muy en cuenta salirle al paso al mercantilismo desaforado que
invade con pavimento y panales gigantescos de covachas, pintados con colores
chillones, que arrebatan al paisaje la vista a nuestra infinita cordillera y a ese
verde de la naturaleza que tanto nos enorgullece.
Necesitamos actuar ya para que entre todos busquemos que el
Quindío sea el mejor lugar para VIVIR Y PROSPERAR.
Si no nos pellizcamos, si no nos ponemos de acuerdo y pensamos que en nuestra provincia se pueden aprovechar racionalmente los recursos, que nos urge construir la infraestructura que se necesita para un crecimiento ordenado, que se tiene que frenar la especulación con la tierra urbanizable y que se tienen que cumplir las normas que resulten de un consenso en el que “todos pongamos”, el tiro en el pie se nos desviará al corazón. Matar el paisaje y acabar con el verde es matar la gallina de los huevos de oro de la fábula de Esopo.
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