Dejémonos de vainas, respetemos la producción nacional 200614
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
Al escribir estas líneas quiero despojarme de la investidura
de miembro de la junta directiva de Fedepalma, para hablar como palmicultor
independiente y pronunciar unas palabras que me salen del alma: Estoy cansado
de que me saquen la plata del bolsillo.
El Fondo de Estabilización de Precios es un instrumento de
política económica agrícola que se diseñó para nivelar el precio nacional con
el de exportación en el caso de los aceites crudos que tienen esos vaivenes de
precios que caracterizan los denominados commodities o productos básicos. El
que mejor venda tiene que ceder parte del precio para que el que vende a menor
precio reciba una compensación que nivele el ingreso para ambos.
El asunto funcionaba bien hasta que ciertas empresas[1],
varias de ellas colegas en el sector, encontraron la forma de aumentar sus
ganancias. Importan aceite de Perú y Ecuador con cero arancel, sin el aporte de
la cesión que les tocaría para nivelar los precios y afectan el sistema
ocasionando un incremento en la cesión que tenemos que pagar los que vendemos
en el mercado nacional.
Las cesiones por kilo de aceite en los primeros cinco meses
de este año fueron de $68, $89, $118, $315 y $417; si no se hubieran producido
las importaciones, esas cesiones hubieran sido de $40, $50, $103, $260 y $382,
con lo cual el monto pagado de cesiones no hubiera sido de $68.246 millones de
pesos sino de $56.537 millones. Solo en este punto, el impacto producido por
esas importaciones a la palmicultura nacional fue de once mil setecientos nueve
millones de pesos ($11.709.000.000)[2]
En este momento deberíamos estar privilegiando la producción
nacional que significa proteger el empleo y proteger la economía del país.
Entre enero y mayo se han importado 56.000 toneladas de crudo y 29.000 de
refinado, el 94% proveniente de Ecuador y Perú, ¿para qué si Colombia tiene suficiente
producción de aceite de palma para atender los requerimientos del mercado local?
El 60% de las importaciones de crudo las ha hecho CI
Tequendama y yo entiendo que los empresarios busquen maximizar sus utilidades. Tengo que admitir que estas importaciones no
son ilegales pero es necesario entender que esas utilidades se nutren del no
pago de cesión por lo importado, de la mayor cesión que tenemos que pagar los
demás palmicultores y del menor valor al que se necesita vender el aceite que vienen
a reemplazar.
Colombia ha hecho un gran esfuerzo por cultivar palma de
aceite sostenible. Entre 2011 y 2017 el Ecuador ha expandido sus cultivos de
palma en un 60% con deforestación de selvas; en el Perú más del 50% por ciento
de su expansión ha sido a costa de deforestar, mientras que en Colombia en ese
mismo período solo se ha talado bosque en un 2,4% de lo sembrado.
Invito a los importadores de aceite que revisen esa
política, que acepten la necesidad de apoyar el trabajo y la producción
nacional y que acepten que el esfuerzo lo tenemos que hace entre todos. Al
gobierno, lo conmino a que cierre las perforaciones que permiten importar lo
que producimos con trabajo colombiano.
¡Dejémonos de vainas! Respetemos la producción nacional.
[1] CI
Tequendama SAS, Compañía Integral SA, Idimerco SAS, Caribbean Eco Soaps,
Compañía Nacional de Aceites, Biocosta Geen Energy, Oleana, Comerfront, CI Biocosta,
CI Buona Affari y otras
[2] Agradezco el apoyo en el cálculo, ofrecido por los señores René Saldarriaga y Oscar Camacho
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