Homenaje a un periodista humano: Herbin Hoyos 210227
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
El secuestro es una de las manifestaciones violentas más crueles
y reprochables que se han inventado los criminales. Secuestrar una persona es
quitarle la libertad y sumir en la angustia a toda la familia, al círculo de
amigos, a los colegas, a los coterráneos de la víctima, a la sociedad entera.
Esa pesadilla que no acaba todavía fue práctica adoptada por
bandas de delincuentes, de bandoleros, de guerrilleros que han abusado de sus
víctimas de la manera más infame. El M19, un grupo de ingrata recordación, fue
uno de los que más utilizó el secuestro no solo para esquilmar familias y
empresas sino también como arma política.
En esa negra noche de nuestro país, en ocasiones surgen
luces que de la manera más sorprendente iluminan la esperanza de las víctimas
sometidas a este cruel martirio que las mentes torcidas de los bandidos han
tratado de justificar con palabras que muchas veces los comunicadores han
adoptado sin pensar en que lo que se debería condenar de entrada no se puede
justificar bajo ningún punto de vista. Al secuestro le dicen “retención” y al
asesinato le llaman “ajusticiamiento”. ¡Que refinación de la crueldad!
Herbin Hoyos, un hombre humilde nacido en Saladoblanco en el
Huila se educó con su esfuerzo; periodista de vocación que, a raíz de su propio
secuestro perpetrado por las FARC en 1994, supo leer las necesidades y
angustias de estas víctimas y abrió un espacio radial en la cadena Caracol
Radio, denominado Voces del Secuestro para que los familiares de los
secuestrados pudieran hablar por radio con la esperanza de que sus seres
queridos los oyeran. De una idea tan simple como parece esta, surgió una gran
labor humanitaria, una tribuna de denuncias que sirvió a muchos sin voz y un
consuelo sin límite para tantos en este país perjudicados por este abominable
delito.
Colombia se enorgullece de periodistas como Hoyos Medina que
han sido capaces de interpretar las necesidades de los pueblos. Verticales,
honestos, frenteros, coherentes y comprometidos con la verdad, aún a riesgo de
su propia vida.
Herbin se despidió del mundo secuestrado por otra plaga. El
Covid le cobró rescate y lo asesinó el pasado 23 de Febrero, pero el virus no
pudo secuestrar el recuerdo de su labor ni asesinar el agradecimiento de
quienes, desde los Eder y los Lara hemos vivido la crueldad de esta miseria humana.