Saturday, June 25, 2022

La derrota y los deberes que exige 220624

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

19 de junio, 5y30 de la tarde. La registraduría confirma 11.281.013 votos por Gustavo Petro y Francia Márquez, y 10.580.412 votos por Rodolfo Hernández y Marelén Castillo. 51,6% para la primera pareja, 48,4% para la oponente en la segunda vuelta presidencial, tres puntos porcentuales. Cifras redondas, 11 millones para los unos, 10 y ½ para los otros, con una distancia de 700 mil en un universo de votos válidos de casi 22 millones. La diferencia fue pequeña, pero la balanza se inclinó por la orilla izquierda de la política.

Los partidarios de la fracción perdedora hemos analizado los antecedentes, el carácter del hoy presidente electo, sus ejecutorias en la alcaldía de Bogotá, sus contradicciones y mentiras corregidas en campaña, sus posiciones en el “todo vale”, su discurso de triunfo desconociendo la separación de poderes, muchos elementos que nos inducen a mirar con preocupación el porvenir. Pero hay otros puntos: Desde que está dentro de la institucionalidad se ha sometido a las normas, ha transitado un muy exitoso camino de oposición en el senado, ha persistido durante 30 años en su empreño de buscar el poder por la vía democrática e interpretó el descontento de muchos colombianos que quieren un cambio que él ofreció sin más contenido que cabalgar sobre el resentimiento y las frustraciones de esa fracción del país.

Los resultados son inciertos relievados por el espejo de los venezolanos que por propiciar un cambio en la política votaron por un sistema que los llevó a cambiar de país y a protagonizar la mayor migración masiva que ha vivido el continente americano.

Así están las cosas pero nuestra convicción democrática nos exige reconocer el mandato de las urnas, aceptar nuestra derrota y el triunfo de Petro y su movimiento. Pero una derrota democrática porque ese es el tablero de juego.

Algunos estamos vigilantes y creemos que Colombia es un país de Instituciones que no se van a desbaratar de un día para otro. Para otros, los primeros aires después de las elecciones atenúan las predicciones apocalípticas; para otros es solo el reacomodamiento de los políticos que saben que pueden negociar con el ganador porque solo piensan en ellos y no les importa el país; otros temen lo peor.

Se puede llorar pero lo que no se puede es dejar de actuar para construir futuro. El ingeniero Hernández recogió el sentimiento de la mitad de nuestro pueblo con una propuesta también de cambio que consistía en enmendar los errores que nos han conducido al camino de la corrupción.

Nos queda el deber de salvaguardar las libertades, la democracia y la integridad de la patria. Eso es lo que hemos hecho toda la vida y vamos a continuar haciéndolo.

Saturday, June 11, 2022

Votar en blanco o subirse a la Rodolfoneta 220611

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Lúcido Cortés es un uribista convencido y se muestra muy bravo con Rodolfo Hernández. ¡Nos maltrata! ¡Dice cosas del expresidente! ¡Que Duque se gasta $4.350 millones de pesos diarios incluidos sábados y domingos! ¡Asegura que en los gobiernos uribistas se ha malgastado el dinero! ¡Que no va a dejar aplicar Glisofato para erradicar cultivos ilícitos! Insulto tras insulto.

Yo soy de centro, interrumpió Pachito. En las elecciones del 29 de mayo voté por Fajardo porque pienso que era la mejor opción y escasamente obtuvimos un 4%. Y Rodolfo habló muy mal de él cuando no se le unió.

Yo había votado por Fico, indicó Lucho. Nos hemos beneficiado con el subsidio de Familias en Acción y con eso nos ayudamos para educar nuestro hijo menor, y en la pandemia recibimos regularmente el Ingreso Solidario. Estoy muy agradecido con Duque y me gustó mucho cuando Fico, después de quedar de tercero en la elección dijo con ese acento paisa que se iba con el Ingeniero. Voy a votar por él. Dicen que en Bucaramanga donó su sueldo a estudiantes necesitados y que siempre pensó en los pobres. Cuando habla de las camionetas de los congresistas y funcionarios, dice que no va a botar los choferes sino que les va a dar otro trabajo porque hay que castigar a los corruptos de arriba, no a la gente más necesitada.

Voy a votar en blanco, interrumpió Lúcido muy disgustado. Calma, lo tranquilizó Diógenes. Usted que es un empresario pragmático no puede ver las cosas así en blanco y negro. Es mejor detenerse y revisar antes de tomar la decisión de un voto en blanco en unas elecciones que se prevén tan parejas como las que vienen el próximo 19 de junio. Y no solo parejas sino con amenazas de desorden dependiendo del resultado. Si usted mira los postulados del Centro Democrático que son cinco, se dará cuenta que las ideas de Hernández coinciden perfectamente con ellos. ¿Se acuerda de los huevitos de Uribe? Seguridad democrática, confianza inversionista, cohesión social, diálogo popular, estado austero. Todo lo que él habla coincide con esto, lo que pasa es que su estrategia es hacer a un lado todos los que han tenido algún desempeño político en el pasado para proponer una ruptura en el sentido completo de la palabra. Presentarse como algo diferente para la gente que sí quiere un cambio pero no con los políticos tradicionales y mucho menos con Petro que propone el cambio basado en el odio, el resentimiento y la mentira. ¡Claro que hay cosas para cambiar y eso lo han estado trabajando los gobiernos del partido! Lo que pasa es que se construye con tiempo y esfuerzo y se destruye en segundos. Además el voto en blanco en la segunda vuelta es inútil, no vale. Todo eso lo sabe usted.

Casi al tiempo respondieron don Lúcido y Pachito. “Le voy a hacer caso”. ¡Aplaudo! Gritó Diógenes; hay que darle un mandato claro a Rodolfo que signifique una orden fuerte del pueblo para acabar la corrupción y tener gobernabilidad, así los revoltosos lo van a pensar dos veces, y concluyó entre la risa de sus amigos: Para subirse a la Rodolfoneta lleven un pancito para el sapo y una botellita de agua para pasar ese chicharrón.

Tuesday, June 07, 2022

Rodolfo, el palo del 29 de mayo 220604


Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Conocí a Rodolfo Hernández en septiembre de 2019 cuando yo hacía campaña para la alcaldía de Armenia. Lo invité en esa época y tuvo la gentileza de visitarme rodeado de su fama como alcalde de Bucaramanga que había logrado darle muy duro a la corrupción y con él llenamos el auditorio del hotel Mocawa; después continuamos comunicaciones no muy frecuentes. Desde esa época aprecio su autenticidad, su originalidad, su consistencia en el discurso y siento agradecimiento por él. Tengo conciencia de que tiene un perfil diferente al que tenemos dibujado en la mente sobre un Presidente de la República, pero ese precisamente es el cambio.

El Ingeniero hizo un original trabajo de campaña que demostró una comprensión muy clara de los nuevos tiempos. Un político emergente que sabe comunicarse y que ofrece un cambio diferente al que promete su contrincante de la segunda vuelta presidencial, un planteamiento que muchos votantes compraron y eso sorprendió, pero eso precisamente es el cambio que mucha gente quiere. Maneja muy eficazmente las redes sociales y demostró su talante en el video que publicó ese 29 de mayo celebrando el resultado de la jornada electoral desde la cocina de su casa.

Cambio es una palabra que parece tener contenido mágico porque todas las campañas políticas lo usan. En el caso de Rodolfo, él mismo me dijo que su oferta es cambiar no aceptando la vida como es sino transformarla para mejorarla y luchar por la verdad y la justicia, divorciándose por completo de la vieja política. El discurso es simple: Guerra a la corrupción provocando emociones, acudiendo al Imperativo Categórico un concepto del filósofo alemán Immanuel Kant aterrizado al lenguaje común.

La campaña rival ya ha desatado la guerra mediática contra él. Que debe responder las acusaciones de corrupción por las cuales tiene un proceso penal; que es machista, que es un chabacán y usa un lenguaje ramplón, que es descontrolado e irascible, que es un rico que se burla de los pobres. Su respuesta es “el que nada debe nada teme” y contraataca descalificando algunas de las acusaciones, ignora otras y recusa sus jueces. Le llega a la gente mostrándose francote con un lenguaje lleno de dichos, una característica muy común en su modo de ser santandereano. También afirma que toda la vida ha desarrollado productos para satisfacer las necesidades de los pobres.

Yo votaré por él. Se sale del molde pero hoy es la alternativa que tenemos para defender la democracia y las libertades. Y así como ha sorprendido con su destreza comunicacional y el uso de las herramientas Kantianas para encontrar la forma de poner a la gente a pensar en ese mandamiento autónomo no dependiente de una religión, de una ideología o de un partido: No robar, no mentir, no traicionar.  Con esta fórmula se sale de la narrativa que había impuesto Antonio Gramsci, el   filósofo italiano marxista al que siguen los voceros del socialismo del siglo 21 para justificar en las necesidades insatisfechas producidas según ellos por el sistema económico que nos rige, el por qué roban, el por qué mienten, el por qué traicionan.

Ese circo, como algunos lo han calificado, puede convertirse en una nueva lectura que quiere promover Hernández para que el país logre ese cambio que todos queremos para construir también entre todos un futuro mejor. Sea lo que sea, esta opción es mejor que una miseria anunciada.