Saturday, December 19, 2020

Valorización, puentes donde no hay río 201218

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

El problema de valorización se ha convertido en una papa caliente para el alcalde Ríos Morales. El pasado lunes 14 de diciembre suscribió un Pacto de Cumplimiento mediante el cual pretendió atender el requerimiento de la Defensoría del Pueblo ante una acción popular que le pedía presentar la solución al problema.

El alcalde llegó con un baboso escrito muy de su talante. No enfrenta la solución pero saca todo el partido posible a su posición en un documento curiosamente aceptado por el Defensor del Pueblo encargado del Quindío Gustavo Nieto sin análisis ni reparo alguno. “yo no sabía lo que había, le echo la culpa a otros, yo recaudo y los dos alcaldes siguientes que hagan las obras” fue la conclusión a la que llegó el muy destacado exgerente de banco y del chance José Manuel Ríos. Un verdadero portento de la gerencia pública que debería haber estudiado desde su elección el problema que, en honor a la verdad heredó, pero cuya solución pregonaba que tenía en las manos en la época de sus tres anteriores candidaturas. ¡Lo que se habían perdido Armenia y la Cámara de Representantes!

Pero aquí no solo es el alcalde a quien se debe preguntar por este asunto. ¿Dónde están los concejales que aprobaron el proyecto de las obras de Valorización? ¿Dónde el juez que profirió una condena irrisoria a la principal causante de esta debacle? ¿Dónde los secretarios del despacho que propiciaron el fluir de este latrocinio? ¿Dónde el periodismo que debió insistir más en las denuncias? ¿Dónde el patrimonio de la hija del dueño del MIL y del negocio del chance "lavado" por los gobiernos locales? ¿Dónde la sanción social de la ciudadanía? ¿Dónde el partido liberal? ¿Dónde el partido de la U? ¿Dónde Cambio Radical? ¿Dónde todos los alcahuetes?

Las obras de valorización no se planearon para aportar a la solución de los problemas de movilidad de Armenia. Se propusieron como medio para llevar a cabo un concierto para delinquir que consistía en robarnos a los ciudadanos. De aquí surge una pregunta más; ¿Sí son esas las obras que se necesitan? En una ciudad como la nuestra, con financiadores profesionales de elecciones, con empleados públicos también profesionales, no en el servicio sino en esquilmar el patrimonio de todos y en esclavizar necesitados de un contrato o de una posición en el sector público porque la dirigencia local no ha logrado dispensar los puestos de trabajo que se necesitan para actividades productivas.

El alcalde es un mentiroso irredimible que ni siquiera se ha preguntado si a los dos próximos alcaldes les va a dejar la tarea de construir unos puentes donde no hay río.

Saturday, December 12, 2020

Justicia injusta 201211


Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Para oír en Audio pique el enlace

En el siglo XX se formaba la opinión de una manera sencilla. La comunicación informal, el chisme, el comentario de café; algunos personajes letrados, los editorialistas de los periódicos impresos, los noticieros de radio y televisión, eventualmente modelos no tradicionales como la historieta de los Simpson. Pare de contar.

Hoy tenemos una variedad mucho más grande de posibilidades, principalmente por el acceso a las redes sociales. Este gran aporte de la tecnología nos ha permitido saber las cosas de manera inmediata, a bajo costo, con cabida a inmensa variedad de versiones. La publicidad ha cambiado y no siempre la manera de informar al consumidor es la que conocíamos como publicidad en medios, hablados o escritos. Hoy existe una gama amplia de medios no tradicionales y los llamados “influencer” son muy relevantes en esta clase de comunicaciones.

Todas estas fuentes de información han facilitado que, con el objetivo de poner la opinión al servicio de intereses no siempre rectos, se cambie el sentido de las palabras para acomodar y crear lo que se pueden llamar falsas verdades.

Las personas deben tener siempre la opción de expresar lo que piensan porque la libertad es un bien supremo pero hay que cuidarse de caer en la trampa de la verdad acomodada. En este acomodo de la verdad ahora se llama justicia a la injusticia.

Se llama justicia a la injusticia de haber liberado a un bandido como “Jesús Santrich”, para que en entrevista televisiva[1] diga que "La muerte de Álvaro Gómez no fue un asesinato sino un ajusticiamiento".

Se llama justicia a la injusticia de condenar al Club el Nogal de Bogotá a pagar una indemnización por el atentado de las FARC del que fue víctima el propio club.

Se llama justicia a la injusticia de condenar a Andrés Felipe Arias a 17 años de cárcel.

Se llama justicia a la injusticia de llamar a Bernardo Moreno a juicio por hechos ya prescritos.

Se habla de justicia para promover el imperio del cinismo en un estado de derecho que ha caído en la tergiversación de la verdad en un remolino garantista que ha logrado que a través del uso de verdades acomodadas reine la impunidad. Los bandidos ya aprendieron a evadirla, es común ver que apresan una persona en flagrancia y en muy poco tiempo está en la calle burlándose o amenazando a quien lo sorprendió en su fechoría. La policía se percibe desolada por la inutilidad de su acción. Los derechos individuales siempre se invocan y muchas veces logran pasar por encima de los intereses generales.

La verdad no se puede acomodar y la justicia no puede ser injusta. Tienen que ser lo que son, y no más.



[1] Noticiero CM& edición de la primera semana de diciembre

Saturday, December 05, 2020

Sueños, culpas y gratitud 201204


Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Apareció en mi noche un sueño de infancia en el que el Hermano Sebastián decía señalando con el dedo: “Hay que tener temor de Dios” y quién dijo miedo; una fuente de culpabilidades a todo lo que aparecía en esa época de descubrimientos personales. La salida era buscar al culpable de cualquier cosa y así el responsable era otro. En el sueño apareció un vitral que había en la iglesia de no se dónde, cuando íbamos los alumnos del colegio de los hermanos Maristas de Armenia a oír una de las muchas misas a las que asistimos por una fiesta que no sabíamos qué significaba. En esa época la cosa era sin discusión. 

El vitral estaba constituido por tres triángulos que configuraban la Santísima Trinidad. Uno representaba el Espíritu Santo en forma de paloma; otro era un niño que personificaba al Hijo y el otro simbolizaba al Padre, un señor corpulento de barba blanca con cara bonachona que no concordaba con la expresión del Hermano Sebastián. Tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Todavía no logro saber a qué se le debería temer. A la paloma, al niño o al señor bonachón.

Desperté y mi sueño cambió el miedo por una sonrisa. La cara del barbudo que se presentó en mi sueño era la de Alberto Gómez Mejía mi amigo, el fundador del Jardín Botánico del Quindío que abrió de nuevo sus puertas hoy viernes 4 de diciembre de 2020 este año de la pandemia, de muchas barbas crecidas. Alberto se dejó crecer una barba bíblica en ese encierro paradisíaco que es el jardín botánico en Calarcá y por eso identifiqué la cara bonachona del primer triángulo del vitral. 

Mi siguiente reacción fue buscarle alguna culpabilidad por suplantar al Padre en la Santísima Trinidad y se la encontré. Alberto es culpable por encontrar en el casco urbano de Calarcá un relicto de monte premontano sin igual en toda la región; es culpable por enseñarnos la existencia de esa biodiversidad arrolladora que caracteriza nuestro Quindío; es culpable de que tengamos un mariposario; es culpable de ponernos a oír el canto madrugador de los pájaros; es culpable de redescubrir lo que Humboldt y Bonpland encontraron aquí: “La cordillera del Quindío es una de las regiones más ricas en plantas útiles y curiosas” y “Entre los sitios visitados durante el viaje americano, el Quindío fue quizás el lugar más rico en plantas”.  Alberto es el culpable de enseñarnos a apreciar el tesoro en el que estamos parados.

Todos los sueños deberían terminar así. Con una sonrisa y con un culpable de tantas cosas buenas. ¡Gracias Alberto! Me encantan tus pecados y culpabilidades.


[1] Del libro Memorias del Camino del Quindío en la época de la independencia una realización del Fondo Mixto para la Promoción de las Artes y la Cultura del Departamento del Quindío, 2009, el Ministerio de Cultura y la Gobernación del Quindío