Saturday, March 26, 2022

A mis amigos empresarios[1] 220326

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Hoy apareció en la mesa un cuarto contertulio: Lúcido Cortés, un empresario exitoso de la región. La conversación se animó al calor de los tintos.

La política huele maluco. No me lanzaría a una elección ni aceptaría un puesto público; por lo que pagan, los problemas en que me metería, las demandas que tendría que enfrentar, el costo de dejar mi empresa, estar en boca de todo el mundo. ¡Eso no es para mí!

Pachito, un hombre curtido en los asientos de la plaza de Bolívar y en el interés por la política le respondió: Al contrario, don Lúcido, así como lo hacen Mario Hernández o Arturo Calle, los empresarios deben tener una posición política pública para que defiendan la democracia y las libertades. La sociedad es como un vaso de agua con muchos rincones y la política es como el agua; llena todo lo que esté vacío, esté limpia o sucia, es decir, alguien ocupa el espacio, si no son los buenos, serán los malos, si no lo ocupan los honrados, serán los corruptos. Hace más daño la indolencia de los buenos que la perversidad de los malos.

Yo hago lo mío, zapatero a tu zapato. Silenciosamente observo la ley, doy trabajo, cuido el ambiente, a nadie le cuento cuando tengo dificultades para pagar la nómina o cumplirle al banco y siempre quedo bien con mis compromisos, le contestó Lúcido.

Diógenes apoyó a Pachito. Los empresarios son de una timidez incomprensible para comunicar que el trabajo que hacen busca el mayor provecho económico posible y que su acción revierte a toda la sociedad. Les da pena decir que la creación de riqueza es un objetivo básico de la economía libre para el mejoramiento colectivo e individual y que el éxito económico es no solo un objetivo de la empresa, sino también un deber de la misma. Una empresa sin utilidades no se sostiene y deja de generar empleo y bienestar.

Y otra cosa, todos los empleos que genera una compañía pueden aportar en forma directa o indirecta a incrementar los ingresos o a reducir los egresos y esto es válido para todos los cargos, no solamente para aquellos para los cuales es más evidente su contribución a la producción de utilidades.

Lucho preguntó; ¿Entonces las empresas dependen de los empleados? ¡Claro! Son importantísimos, contestó Diógenes, y también el trabajo de las personas depende de la existencia de las empresas. Son la cara y el sello de la misma moneda y para la existencia de unos se necesitan los otros. Si no hay trabajadores no hay empresas y si no hay empresarios no hay trabajo.

Pachito remató la conversación: Deje su timidez don Lúcido y hable de lo suyo sin pena. Haga política personalmente, apoye políticos rectos, invite a sus trabajadores a votar. Piense en que si no defiende las instituciones con su participación en política, no habrá país en el que pueda hacer su empresa.


[1] Varios de estos conceptos son adaptación de una carta que el presidente del Banco de Bogotá, Jorge Mejía Salazar, dirigía a sus nuevos empleados por el año de 1.969

Saturday, March 12, 2022

Trece de marzo, la gran fiesta democrática 220311

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Invito a mis conciudadanos a votar.

Mañana se juega la estabilidad de la democracia, la representación de las ideas nacionales en el Senado, la de las regiones en la Cámara de Representantes, la capacidad de participar colectivamente en la hechura y reforma de las Leyes, en la elección de magistrados justos en las altas cortes, de los que han de regir con rectitud los entes de control y a defender el pueblo desde la defensoría.


Mañana se consolida la posibilidad de controlar el ejecutivo que va a llegar. Si es un estadista, un hombre de libertades, el Congreso le allanará el camino para seguir trabajando como lo ha hecho el presidente Iván Duque con transparencia, con actitud y decisión ante adversidades como la pandemia, con ejecutorias como haber logrado terminar una obra que se veía fracasada en el gobierno anterior como el túnel de la Línea, con rigor en el manejo de la moneda, con relaciones internacionales como las que nos han llevado a ser hoy el principal aliado de los Estados Unidos en el hemisferio, con mano firme pero respetuosa de los derechos humanos como la que exhibió ante los criminales hechos de mayo y junio de 2021. Si llegáramos a tener un badulaque como el presidente del Perú, un buen Congreso jugará un papel erguido ante los intentos de abusar con el poder.

Un buen Congreso logrará autoreformarse para eliminar la pereza parlamentaria, los abusos y coimas con contratos como los que se han revelado esta semana sobre el señor Mario Castaño, personaje indigno de portar la dignidad congresional.

Un buen Congreso estudiará en detalle el presupuesto nacional, exigirá el equilibrio fiscal, el control al endeudamiento y evitará la inclusión de “micos” que conducen al malgasto, a la corrupción, a la privatización de los recursos que deberían aplicarse para atender las necesidades populares.

Los invito a no abstenerse y a no votar en blanco para no dejar otros decidan por nosotros. Debemos buscar para representarnos a personas honestas, sin los vicios de la vieja política, a hombres y mujeres con un pasado limpio coherente con una vida ajustada a principios, sin transacciones en lo ético, defensores de las libertades. Hay buenos candidatos que como congresistas darán cuentas, pondrán la cara, serán sensibles a sus necesidades y le evitarán entrar al mundo de los arrepentidos.

No botemos el voto. Si no votamos por los buenos les dejamos a los malos la posibilidad de decidir sobre nuestro destino y el de nuestros hijos. ¡Su cédula es el arma contra la corrupción, el instrumento para meterles los goles y no dejar que ellos nos los metan!