En memoria de Fabio Olmedo Palacio Valencia 210710
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
Conocí a Fabio Olmedo en los años 80 antes de graduarse como
abogado en la Universidad La Gran Colombia de Armenia. Ya era un inquieto
miembro de la comunidad estudiantil que se destacó en la Cámara Junior, esa organización
de héroes sin capa cuyos proyectos con personas menores de 40 años buscan
encontrar soluciones y brindar oportunidades para los desafíos de los tiempos. Llegó
a ser presidente de la organización en el país y ocupó dignidades a nivel
internacional como la de presidente del Consejo Americano de Desarrollo y como asistente
ejecutivo del Presidente Mundial.
Su trayectoria de servicio comienza en el Concejo Municipal
de Quimbaya, pasa por cargos en el sector cooperativo, muchas dignidades en el
departamento del Quindío hasta ocupar el viceministerio de Trabajo y Seguridad
Social en el gobierno de Andrés Pastrana, como consecuencia de su experticia en
dirección y gestión de sistemas de Seguridad Social, con períodos de encargo de
los ministerios de Trabajo y de Salud. En ese lapso atendió con solicitud
muchos de los eventos que se suscitaron en el Quindío con el desastre del
terremoto de 1999.
Se llenarían cuartillas con la hoja de vida de Fabio Olmedo
pero baste agregar a la experiencia relatada su destacado trabajo en voluntariados
para proyectos de desarrollo social, sus habilidades en liderazgo y conducción
de equipos de trabajo y su persistencia en el logro de resultados, siempre
utilizando esa extraordinaria facilidad de expresión que le permitía
comunicarse con eruditos y al tiempo hacerse entender de personas con
formaciones muy elementales.
Disfruté leer lo que Fabio publicaba, fueran fotos con
mensajes motivadores o sus columnas en El Quindiano. Entre muchas destacables me
impactaron especialmente la del pasado 7 de abril titulada “Haced política” y la
del 21 de marzo de este año “El Congreso de la Nueva Normalidad”. Estaba en su
mejor momento y transmitía su sentir citando pensadores como George Orwell con
su sentencia “un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores
no es víctima, es cómplice”[1],
a Antonio Machado con “Haced política… porque si no la hacéis
, alguien la hará
por vosotros y probablemente contra vosotros” y las remataba de su propia
cosecha como “Participar en política es una forma de ser dueños de nuestro
futuro”.[2]
Con esas reflexiones intercambiábamos ideas que me permitieron llegar a conclusiones como que la política es un bicho que cuando pica transmite una enfermedad casi incurable pero que desafortunadamente ese bicho ha picado mucha gente carente de principios y de conceptos sociales, pero llena de ambiciones personales. O que los partidos se convirtieron en vendedores de avales; la gente primero aspira y después busca partido o los partidos buscan personas con ascendiente popular y les ofrecen el aval a cambio de quién sabe qué. Las ideas son lo último que se discute si es que se discuten.
Fabio Olmedo era un verdadero pensador político con sentido
social. Desde lo alto nos seguirá inspirando.
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