Mezquindad parroquial.
Los representantes a la Cámara Sandra Aristizábal y John Édgar Pérez nos sorprendieron con la noticia de su renuncia a la Comisión Accidental del Eje Cafetero. Con eso nos mostraron que carecemos de una representación efectiva en instancias claves para lograr el desarrollo regional. Son marineros que abandonaron el barco cuando más los necesitábamos en una posición erguida defendiendo los intereses de la región que los eligió.
Y para maximizar la ironía, el amigo de nuestra otra
representante Piedad Correal, senador liberal Juan Pablo Gallo, el de la odiosa
expresión “Pereira capital del eje” se retractó de su posición en contra de la
asignación presupuestal a la obra de la doble calzada Calarcá La Paila. Presumo
que está cuidando los voticos que consiguió de los liberales del Quindío para
apoyar su postulación al Senado.
El debate sobre la asignación de recursos para esta obra ha
generado ruido porque se parece a una pelea de un trío de hermanitos egoístas en
el que los dos mayores quieren quitarle un juguete al menor. El proyecto de la
doble calzada Calarcá La Paila para eliminar un cuello de botella en la ruta de
exportación más importante del país no es un capricho; es vital para el
desarrollo económico del país, para el Quindío y para todo del Eje Cafetero. Lo
sectores políticos y gremiales de Caldas y Risaralda que se oponen a la obra no
entienden que la movilidad mejora para todos, que se fortalece la
competitividad regional y que se facilita el transporte de mercancías desde y
hacia Buenaventura con respecto el centro del país.
La carta enviada a la Agencia Nacional de Infraestructura
(ANI) por dirigentes de Caldas y Risaralda ha sido recibida con extrañeza en el
Quindío. Esta oposición representa un obstáculo para nuestro desarrollo y pone
en riesgo la unidad regional. Una comarca pequeña como la que representa el
viejo Caldas de hoy debería tener conciencia de que aquí también vale el
aforismo que señala que la unión hace la fuerza para defendernos en la
asignación de las prioridades de inversión nacional.
La doble calzada Calarcá-La Paila es un proyecto
estratégicamente planificado, respaldado por estudios técnicos que demuestran
su importancia para el desarrollo económico y social del Quindío y el Eje
Cafetero. Cualquier intento de obstaculizar su avance es un atentado contra el
futuro y bienestar de nuestros ciudadanos.
El Quindío tiene que asumir una postura firme y decidida. No
podemos permitir que intereses empresariales o políticos mezquinos pongan en
peligro el desarrollo de nuestra región. Si nuestros congresistas prefirieron
un bote salvavidas porque los tripulantes del barco no les gustaron, asumamos la
defensa como ciudadanía con voz firme, con acciones contundentes. Merecemos ser
escuchados y respetados.
¡Si la mezquindad parroquial se impone, cambiemos de cura y
de parroquia!