¡Lo tenemos pillado!
Durante el 2024 se han agitado Colombia y otros países que
también eligieron gobiernos con tendencia de izquierda extrema que ahora se denominan
“progresistas”, como si los demás fuéramos palos en la rueda del progreso.
Los mandatarios de esa extrema que ganaron las elecciones en
estos países están aplicando una estrategia coordinada, con un libreto uniforme
y a largo plazo. Son diestros en montar polémicas altisonantes usando las redes
sociales para crear ruidos distractores, acudiendo a procedimientos que traspasan
los límites del ordenamiento constitucional que juraron cumplir. Así lo ha
hecho Venezuela inhabilitando a Corina Machado; Pedro Sánchez en España que acordó
una amnistía ilegal con los separatistas. Petro ejecuta maniobras políticas,
tomas de empresas a través de acciones administrativas arbitrarias y permanentemente
se inventa mentiras y escándalos que lesionan la democracia Colombiana.
Con tantos sucesos que se desgranan a diario nos quieren
adormecer, socavando las instituciones y acabando con el equilibrio entre el
ejecutivo y las otras ramas del poder público. Su misión es debilitar el Estado
de Derecho y favorecer un control político que limite la capacidad de respuesta
de la sociedad civil. Sus tácticas incluyen el manejo del gasto público con
billones de pesos entregados a la pereza y a los violentos, en subsidios que
ahora denominan “gasto social”. Ya no nombra personas idóneas para desempeñar
sus cargos porque privilegia la alineación ideológica de los funcionarios que
le gustan serviles sin ánimo de contradecirle. Utiliza un látigo con el poder
de regulación del gobierno para menguar la autonomía del sector privado. Cada
minuto hay noticias sobre propuestas y arbitrariedades en el sistema de salud,
el de educación, el de pensiones, en la policía, contradiciendo sus
afirmaciones, promesas y juramentos en los que afirmaba que no promovería su reelección,
que acataría la constitución, que respetaría la propiedad privada o que no
convocaría una asamblea nacional constituyente.
La estrategia coordinada por esa izquierda glotona de poder
tiene como propósito de fondo hacerle un raponazo a las elecciones en todos los
países para consolidarse a través de múltiples maniobras y, en el caso Petro,
el primer objetivo es atornillarse en 2026 para acabar con la democracia, las
libertades y la estabilidad del país.
Los ciudadanos estamos en la obligación de estar vigilantes,
de no dejarnos distraer en la defensa de los principios constitucionales y
democráticos, y de actuar con todos los elementos a nuestro alcance, so pena de
quedar esclavizados por un régimen estilo Maduro, o estilo Noriega, estilo
Castro o al estilo Kim Jong-un el heredero de la dictadura de Corea del Norte.
No nos faltaría sino tener al mañoso de Nicolás Petro como presidente heredero en
un futuro cercano.
Lo tenemos pillado señor Petro y no vamos a caer en su
trampa.