Thursday, September 14, 2023

Una decisión difícil en favor de Armenia.

 


El 28 de agosto me dirigí a algunos de los candidatos a la alcaldía de Armenia pidiéndoles que se juntaran para hacer el esfuerzo de erradicar la estructura política y de patrocinio diabólico que desde hace décadas se enquistó en el gobierno local. Recibí cuatro respuestas de las cuales solo una aceptaba someterse a un mecanismo de consulta en aras de lograr una unión ciudadana que pudiera conseguir un gran triunfo redentor de nuestra comarca.

Por experiencia propia puedo decir que un triunfo electoral se puede conseguir con una campaña austera, organizada y juiciosa con dos elementos estructurantes:

1.      Desde el punto de vista personal, idoneidad para manejar la ciudad y pasión por sacar adelante el triunfo.

2.      Como instrumento de apoyo, una calculadora para hacer cuentas realistas: 1.- La de la financiación sana que permita cubrir los costos de la campaña, teniendo en cuenta la reposición por la votación obtenida y 2.- Los votos que se puedan conseguir en un ambiente como el nuestro.

Estoy convencido que varios de los candidatos tienen idoneidad y pasión. Por eso mi decisión fue difícil, pero la tomé porque ninguno usó calculadora. Personas como las receptoras de mi nota, piensan que los recursos van a llegar porque “la ola de opinión” va a ser muy grande. Algunos se lanzaron sin compromisos pero con el riesgo de que cuando la inercia no les permita detenerse, puedan caer en las garras de esos financiadores de campañas, más bien saqueadores de lo público, que siempre están listos a aprovecharse. Ya vimos que el que parecía ser un fenómeno electoral en 2015, Carlos Mario Álvarez, cayó en las garras de Luz Piedad Valencia, le vendió el alma al diablo y pagó con su vida. Tampoco me siento cómodo cuando alguien me cuenta que va a financiar la campaña “con recursos propios”; se necesita mucha generosidad para hacer una inversión tan alta sin esperar un rédito.

El otro uso de la calculadora es estimar la votación con mentalidad realista. Catorce candidatos a la alcaldía con una obstinación que garantiza la división de la opinión; un apoyo declarado de once movimientos políticos con un estimado de por lo menos ciento ochenta de los candidatos inscritos al concejo; el Centro Democrático desbaratado; la izquierda debilitada; unos partidos avalistas recién resucitados sin organización que respalde un caudal electoral. Como mis invitados no quisieron hacer la unión, se avecina un triunfo casi seguro para el señor Padilla y sus patrocinadores que actúan sin vergüenza alguna.

Nos queda a los Armenios una esperanza para no entregar en bandeja esta elección sirviendo de idiotas útiles. Conseguir que se deslegitime ese casi seguro ganador o que logremos hacer repetir los comicios, eso lo logra el voto en blanco. La ciudad ya sabe votar en blanco: En 2011, el voto en blanco estuvo en el tercer lugar de votación con el 10% de los sufragios, el segundo puesto en el país; en 2015 mantuvo el tercer lugar en la votación local, el mismo porcentaje y otra vez el segundo puesto nacional; en 2019 el voto en blanco consiguió el segundo lugar en la votación a la alcaldía con el 21,97%, el primer puesto nacional. La ciudad conseguirá que el voto en blanco gane en 2023. ¡Esta es la vencida!

Por esas razones, tomé la decisión de utilizar el recurso democrático de enarbolar la bandera del Voto en Blanco para la alcaldía de Armenia.

Armenia es una ciudad decepcionada que no quiere seguir viviendo en el fango al que la tienen sometida, a la que le llegó el momento de expresar su protesta. Armenia quiere ser la primera capital de Colombia en la que triunfe el VOTO EN BLANCO.