Justicia y Gratitud, dos joyas perdidas 220430
Por Luis Fernando Jaramillo Arias
Voltaire, el pensador francés del siglo XVIII se refería a
la frágil memoria de las sociedades y García Márquez en “El General en su
Laberinto” recrea la nostalgia y la desesperanza del libertador Simón Bolívar
ante la ingratitud y el olvido en su último viaje por el río Magdalena en su
camino hacia la muerte. Álvaro Gómez se quejaba de que nuestro sistema de
justicia se estaba pasando al bando de los criminales.
Como todo ser humano, Álvaro Uribe ha cometido errores y él
es el primero en reconocerlo, pero no se puede desconocer que ha dedicado su
vida a servirle a la patria, que al salir del gobierno tenía unos niveles de
popularidad que será muy difícil repetir, que asumió el poder en un momento en
que se decía que Colombia era un país inviable pero que desde el primer día se
convirtió en una estrella que hizo que los colombianos recuperáramos el optimismo
llevándonos por la senda del progreso con indicadores de toda clase que se
destacan en cualquier análisis histórico. Hasta Roy Barreras en esa época se
declaró Uribista y Juan Manuel Santos en su campaña presidencial decía que el
de Uribe había sido el mejor gobierno de la historia.
Los jóvenes de hoy no vivieron la época nefasta de una
guerrilla que nos tenía secuestrados en las principales ciudades pero sí han
recibido todo el influjo de la campaña de desprestigio que ha sufrido el
expresidente durante más de 20 años hasta el punto que al decir de él mismo, a
cualquier persona que apoye parece que queda contagiado por una imagen
negativa.
El pasado miércoles 27 de abril Carmen Helena Ortiz Rassa,
Jueza 28 de Conocimiento de Bogotá determinó ante solicitud reiterada de la
Fiscalía de precluir el juicio, que hay pruebas suficientes para no cerrar el
expediente en contra de Uribe Vélez y, en consecuencia, el expresidente deberá
ir a juicio por el delito de soborno y fraude procesal. Dos días después, el
Consejo de Estado suspendió el trámite de extradición del delincuente Otoniel,
así como la JEP en mayo de 2018 suspendió la extradición del posteriormente
prófugo Jesús Santrich; nuestra justicia ha perdido toda autoridad moral y parece
que Álvaro Gómez tenía la razón.
Duele Colombia. Los que estamos convencidos de que el juicio
que se ha adelantado contra Uribe es una patraña política llena de torpedos
lanzados por los enemigos que ha cosechado en su lucha por este país, los mismos
que han disfrutado de un tratamiento blando o de preclusiones forzadas por la
justicia política que tenemos.
Álvaro Uribe ha servido a la patria sin esperar gratitud y
no ha eludido cualquier llamado de los tribunales. Su vocación de servicio le
permite vivir sin gratitud pero él y la nación sí tenemos que esperar Justicia.