Saturday, April 26, 2025

Menonitas ¿Convenientes para el país o no?

Por Luis Fernando Jaramillo Arias

Un largo trecho por la rizada vía a Rubiales, el campo petrolero gran productor para el país, con un desvío hacia la población de La Cristalina, un giro a la izquierda por una carretera de penetración de la que arrancamos una polvareda densa, digna del verano llanero. Una puerta de hierro custodiada por un celador uniformado. Habíamos mandado la matrícula errada de uno de los carros en que nos movilizábamos. Pidieron número de cédulas y creí que no nos iban a dejar entrar. Qué cantidad de misterio, pensé; sin embargo, el acceso fue muy fácil y la sonrisa del portero me hizo cambiar la perspectiva.


Franqueada la puerta, sorpresa tras sorpresa. Una carretera anchísima en extraordinarias condiciones, sin carpeta asfáltica pero mejor que si la tuviera. Como decía un gran amigo: “Si la pavimentan la dañan.”


Las casas en una disposición urbanística con espacios amplios, sin lujos pero con hermosos jardines sembrados con plantas adaptadas a la región. En casi todas se veía estacionada una camioneta pickup grande. Uno de mis compañeros murmuró: “Llegamos a otro país”. Cerca de cada casa, una bodega para maquinaria de grandes dimensiones. Nadie nos molestó, nadie nos preguntó, nadie nos miró de manera sospechosa.


Después de caminar muchos kilómetros viendo campos listos para la siembra y en labranza de preparación, instalaciones de secado y almacenamiento de granos, agromaquinaria inmensa y en todos los casos familias haciendo las tareas.


Nuestros guías nos condujeron a una bodega en la que se encontraban David Klassen, sus dos hijos y un nieto. David, un hombre corpulento de cara amable, nos dio la bienvenida y nos sentamos en corro. Nos contó cómo habían escogido la zona diciendo, “Nadie peleaba estas tierras antes de nuestra llegada en 2014. Son sabanas extensas, nosotros sabemos que las podemos mejorar y conseguir buenas producciones trabajando con intensidad y constancia.” “Vinimos para el largo plazo, para criar nuestras familias, para ser colombianos y para trabajar la tierra, no para valorizarla” “Nos queremos quedar a pesar de tantas dificultades, tantas calumnias, tanta presión porque somos extranjeros. 


Como nuestros antepasados que encontraron sitios para trabajar en Europa en Norteamérica, nosotros los estamos encontrando ahora en Sur América. Nuestra comunidad se originó entre Alemania y Suiza, creemos que la Biblia es la palabra de Dios, practicamos un culto colectivo, nos ayudamos entre todos, compartimos las responsabilidades y somos pacifistas” David hizo una larga pausa, nos miró y remató diciendo… “No toda la humedad que ustedes vean en esta finca proviene de la lluvia; hemos derramado muchas lágrimas”.


Nos invitó a su casa para ofrecernos un queso delicioso preparado por su esposa, acompañado de un dulce muy especial. Las mujeres se dedican a los oficios domésticos y al sublime papel de ser mamás. Tienen comodidades y vehículos para su uso personal y salen a las poblaciones y ciudades con total independencia. Cuando son mayores o solteras, asumen otros roles.


Hasta aquí yo pensaba que los Menonitas eran un colectivo en todo el sentido de la palabra. Me corrigió: “Nuestros principales intereses son la familia, la agricultura y el trabajo personal. Trabajamos en forma independiente, con plena libertad y responsabilidad económica y aunque como le dije nos ayudamos, cada familia es propietaria de su predio y vive del resultado de su trabajo. Tenemos algunos compromisos colectivos como cualquier sociedad y cumplimos con rigor.


Por ejemplo, para hacer las vías que ustedes han transitado, los líderes de la organización establecen una contribución por hectárea. El mismo método utilizamos para la construcción de infraestructura eléctrica y otros servicios colectivos.”


Dos hijas de David son profesoras en la escuela. Los niños se capacitan en aulas entre los 7 y los 12 años. De allí en adelante el aprendizaje es por experiencia y en el trabajo. Le pregunté; ¿Y si alguno quiere ir a la universidad? “Como nuestra misión es ser felices, cada quien decide su futuro y puede escoger si le gusta nuestra forma de vida o si migra para tomar un camino diferente y le cuento que muy pocos ven en esa una buena opción. 


Todos salen con un dominio total de tres idiomas: Español, Inglés y Alemán” Nos miró con cierta picardía y preguntó: “¿Quieren conocer la escuela?” Claro, dijimos y enseguida abordamos los carros para ir hasta el sitio donde está construida espaciosa, austera y muy limpia. En cada puerta de salón la lista de los nombres de los niños y un perchero para colgar los sombreros de los varones y las pavas de las niñas. Nos invitó a entrar al aula; todos se pusieron de pie y nos dieron la bienvenida en coro, las niñas con sus faldas largas y los niños con sus pantalones vaqueros y camisetas de manga corta. En la escuela se leen afiches que cimientan valores, como respetar siempre, seguir indicaciones, o tener en orden sus pertenencias. La educación está pensada para mantener la base de la estructura colectiva con una cultura poderosa.


Nuestros guías nos insinuaron el almuerzo en el restaurante. En el trayecto pasamos por uno de los varios hoteles que tienen para recibir visitantes. Cualquier persona puede reservar y le atienden con hospitalidad. Nos ofrecieron un generoso plato del día que no tiene nada que ver con un “corrientazo” de los que consumimos en la ciudad. Carne en abundancia, ensalada, dos porciones de carbohidrato, jugo y postre. También hay platos a la carta con sabores mexicanos.


La jornada terminó saliendo de la finca Liviney, ya muy cerca de Carimagua y del límite entre el Meta y el Vichada. Vimos las carreteras en construcción y los trabajos de infraestructura que costean con los recursos colectivos. Sentimos que este grupo de personas ha hecho más por el desarrollo de esta región que el Estado colombiano.


Un reciente estudio de FEDESARROLLO1 enuncia que para desarrollar la Orinoquia colombiana se necesitan seguridad jurídica sobre la propiedad de la tierra, infraestructura, insumos de producción, acceso a financiamiento, capital humano y mercado laboral, y productividad y encadenamientos. Con estas herramientas, un propósito político firme, y eliminando las barreras que se nos han enquistado, una xenofobia sin sentido y un sentimiento de rechazo a las compras de áreas en la altillanura del país podremos desarrollar ese pedazo de patria.


Necesitamos gente como los Menonitas y como algunos otros inversionistas dispuestos a arriesgar, a vivir en el campo, a invertir en el país. Ellos han logrado hacer lo que el resto de Colombia, sentada en ese tesoro, no ha sido capaz de hacer. Tal vez así podremos revertir la tendencia que hoy nos pesa y que parece que el Estado no ve, que la ruralidad se nos está desocupando y que si ahuyentamos la gente bien intencionada que avanza contra todo pronóstico, jamás llegaremos a tener un campo desarrollado, bienestar para todos, y perderemos la gran oportunidad de redimir la agricultura colombiana.


1 Informe elaborado por Rafael Puyana, Helena García, Luis Fernando Mejía, Indira Porto, Manuela Bernal y Camila Zambrano, publicado en diciembre de 2024

Monday, April 07, 2025

Pasaron diez años 250309

Mauricio: Ya pasaron diez años desde que nos dijo adiós. ¡Cómo lo hemos extrañado! Por eso queremos aprovechar esta bajadita que hace desde el cielo lleno de palmas que construyó con Genty, ese otro soñador de la naturaleza que también nos dejó. Ya lo deben tener tan lindo como el de La Cabaña, con papagallo, perros, columpio, cancha de Tenis y hasta con clones desarrollados allá, de Graciliano y Elma. Ya no tenemos quién nos alegue con el “freno hidráulico” pero todavía nos reímos con cuentos del humor negro y fino que Camilo usa con tanta frecuencia para recordarlo y para hacer cosas que parecen dictadas por usted, buscando soluciones innovadoras y retadoras como a usted le gustaban. La casa de La Cabaña huele a Herrera. Todavía conversamos con Don Roberto, con Carolina, con Andrés, con Doña María José. Ese lugar está vivo y a ratos deja sentir un perfume de Whisky para recordarlo. Ella también lo extraña pero no con tristeza sino con alegría por el paso de la familia por allí. Tan alto grita su silencio que las Gómez Herrera y también sus hijos la disfrutan con mucho entusiasmo. Mauricio, María Carolina, Orly, Natalia y María Alejandra están contagiados de esa enfermedad incurable que usted les dejó, la fiebre por las semillas y la palma. Cuando usted se nos fue, su amada Cabaña respiró hondo y en su tristeza pasó dificultades de esas que a usted le gustaba superar. Echó mano de su ejemplo de empresario, de luchador, de no dejarse derrotar y hoy con la aplicación de esa receta, la vemos sana, optimista y atractiva, tanto que pronto nos visitarán los cocineros de Masterchef. La Cabaña, su Cabaña Mauricio, huele a progreso. También queremos contarle sobre los resultados de esa lucha que usted emprendió para superar la adversidad de la PC, que no resultó en la derrota de Don Quijote en su pelea contra los molinos de viento, sino en esa victoria que el CID Campeador consiguió en la Batalla de Valencia, cabalgando muerto contra Ben Yusuf; su triunfo fue la consolidación del híbrido interespecífico Coarí por La Me, que cambió la historia de la palmicultura colombiana. El mundo le está debiendo a su terquedad y a su “Tongo le dio a borondongo” ese híbrido con el que puso fuera de combate el pesimismo que cundió por la baja rentabilidad del cultivo debida a las enfermedades que no se podían controlar. Su batalla ganada después de muerto abrió la posibilidad de pensar en extracciones del 30%, de producir 50 toneladas de fruta por hectárea y en consecuencia, de conseguir 15 toneladas de aceite en un cultivo que ya piensa en vidas útiles de 50 años. Cabalgando en su Babieca, desde el cielo ya se habrá dado cuenta de que La Cabaña con Guaicaramo, la plantación de sus sobrinos Herrrera Obregón, conforman hoy el área más importante del país de ese desarrollo que se constituyó en la salvación de palmicultores de los Llanos, del Magdalena Medio, de la Costa Atlántica, de Tumaco. El híbrido marca hoy records de producción en Urabá y como el fracaso es huérfano pero el triunfo está lleno de padres, muchos oportunistas tratan hoy de tomarse la foto por algo que hicieron persistiendo, usted y Philippe. Queremos darle noticia sobre algunos de sus amigos del corazón que todavía luchamos por imitar su olfato, su curiosidad insaciable, su paso orgulloso, su visión de la vida llena de generosidad, originalidad y humor. Su discípulo Camilo Colmenares, su admirado Carlos Murgas, el gran líder Jens Mesa, sus fieles servidores Graciliano y Elma, el siempre leal Germán Espejo, su incondicional amigo Humberto Puccetti. Hay muchos más que lo recordamos con cariño y admiración. Faltarían muchas cosas para contarle, Mauricio, pero ya se está acabando la ventana de tiempo que nos dio para hablarle de su legado. Solo nos resta decirle que hombres como usted vienen pocos a la tierra y que como Mauricio y María Carolina nos abrieron este espacio para conmemorar su vida y genialidad, nosotros nos unimos a ellos y aprovechamos para imitar al cura Choquehuanca que en 1825 se inspiró en homenaje a Simón Bolívar, hoy 9 de marzo de 2025 lo recordamos y predecimos que “su gloria crecerá como crecen las sombras cuando el sol declina” Camilo Colmenares Briceño Luis Fernando Jaramillo Arias